Crusoe hace excelente fortuna en América del Sur
Tras un viaje feliz llegó a Brasil, donde se asoció con un plantador de azúcar. Escribió a su amiga, la esposa del capitán inglés, depositaría de sus fondos, y le suplicó invirtiese la mitad de la suma que tenía depositada, en la compra de géneros ingleses, consignados a Lisboa, donde el capitán los recogería para llevarlos a Brasil en su próximo viaje.
Cedidos a buen precio aquellos géneros, compró Crusoe una plantación de tabaco, y en cuatro años acumuló grandes riquezas, aunque no por ello se mostró satisfecho, pues ambicionaba muchísimo más, y esto en poco tiempo.
Habló a sus compañeros, los plantadores, y a los comerciantes de San Salvador, de su primer viaje a África; manifestóles cómo con algunas bagatelas se podía obtener no solamente polvo de oro, marfil, etc., sino esclavos para el servicio de las plantaciones; y un día tres plantadores le propusieron facilitarle un buque para realizar el negocio que acariciaba; y lo aceptó Robinson Crusoe, que para tal fin se embarcaría como sobrecargo.
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