Crusoe encuentra dos compañeros más: uno de ellos resultó ser el padre de Viernes


Cierto día llegó corriendo Viernes muy sobresaltado a casa de su amo. Había llegado una partida de salvajes y Viernes estaba seguro de que venían por él. Crusoe lo tranquilizó lo mejor que pudo; armáronse los dos y salieron de la fortaleza.

Cuando llegaron a la vista de los salvajes, éstos se estaban comiendo a un prisionero, mientras el otro cautivo yacía tendido sobre la arena. Este cautivo era un blanco. Crusoe y Viernes hicieron fuego contra la partida, mataron a varios y dispersaron a los demás. Mientras Crusoe esperaba al blanco, Viernes descubrió a un tercer prisionero echado en el fondo de una canoa, el cual era su padre, con lo cual contó Crusoe, desde allí en adelante, con tres compañeros.

No bien el blanco pudo dar cuenta de su persona, manifestó ser español y demostró pertenecer a la tripulación de un buque que había naufragado, compuesta de diecisiete hombres que cayeron prisioneros de los salvajes de la tribu a que pertenecía Viernes. Fueron bien tratados, pero, habiendo estallado una guerra con una tribu rival, venció ésta quedando prisioneros muchos de los contrarios, entre ellos el español y el padre de Viernes.

Antes de ocurrir esto, Crusoe y Viernes habían construido una canoa, y decidieron que partieran en ella sus nuevos compañeros, para recoger a los demás españoles y conducirlos igualmente a la isla.

Poco después de su marcha, apareció a la vista un buque inglés, y muchos de los tripulantes desembarcaron cerca de la vivienda de Crusoe y dejaron en tierra tres prisioneros. Por la noche, mientras dormían, acercóse a ellos Robinson, y vio que eran los oficiales del buque, en el cual se había amotinado toda la tripulación y había logrado hacerlos prisioneros.

Crusoe socorrió a los tres hombres y, después de algunos terribles episodios, el capitán fue devuelto a su buque, dejando en la isla a los amotinados supervivientes. Crusoe, llevando consigo a Viernes, dejó la isla el 19 de diciembre de 1686, el mismo día del mes en que se había fugado de Salé.

A. bordo de aquel buque llegó Crusoe a Inglaterra el 11 de junio de 1687, después de treinta y cinco años de ausencia. No tardó mucho en salir para Lisboa, donde, entre otras cartas, recibió varias de Brasil, en que se le participaba que sus haciendas habían seguido ¡cultivándose, de manera que era dueño de más de 15.000 libras esterlinas,: y de una estancia que producía más ¡de 3.000 libras al año.

De regreso Crusoe a Inglaterra, se casó y estableció en una granja del condado de Bedford, pero su inquieto espíritu no se avenía con aquel sosiego y, habiendo quedado viudo, volvió a partir y visitó su isla, convertida ahora en una floreciente colonia. Tuvo muchas otras aventuras en China y la Tartaria rusa, y hallóse de nuevo en Londres el 10 de enero de 1705, tras otra ausencia de diez años.

“Y entonces -escribe- resolví prepararme para un viaje más largo que los anteriores, habiendo vivido una vida infinitamente variada durante setenta: y dos años y aprendido lo suficiente para conocer el valor del retiro y la dicha de terminar pacíficamente mis días.”