Sorprendente viaje terrestre en un trineo de vela
Así, pues, en un gran trineo provisto de velas fuertes los viajeros se dispusieron a hacer el recorrido de 345 kilómetros, de Kearney a Ornaba, donde podían tomar el tren otra vez.
La navegación del trineo de vela sobre el hielo fue un verdadero éxito, y una vez en Chicago no había de faltarles tren para Nueva York. Pero desgraciadamente llegaron a esta ciudad con tres cuartos de hora de retraso ¡y el vapor ya había salido para Liverpool! I
No quedaba más recurso que fletar otro vapor y éste no se encontraba fácilmente. Para ello tuvo mister Fogg que ofrecer al capitán de un vapor que iba destinado a Burdeos, 1.600 libras, porque embarcara a sus tres compañeros y a él. Pero, claro está, mister Fogg no tenía deseo alguno de ir a Burdeos; de manera que, cuando ya hacía algunos días que estaba en alta mar, recurrió al medio de sobornar a los individuos de la tripulación, y después de haber encerrado al capitán en su camarote, él mismo tomó el mando del vapor, pues según se vio era un marino consumado.
Estando a unos 1.200 kilómetros de Liverpool, se agotó la provisión de carbón, y entonces mister Fogg tuvo que hacer entrar en razón al capitán sencillamente comprándole el vapor por 12.000 libras, que era mucho más de lo que realmente valía. Entonces mandó quemar los palos, y así fueron siguiendo la ruta consumiendo toda la obra de madera, para alimentar los hornos con ella, hasta que,; cuando llegaron a Queenstown, el barco era solamente una sombra de lo que había sido. Pero mister Fogg al terminar el viaje se lo regaló al capitán y quedaron muy amigos.
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