Cómo castigó Monte-Cristo al barón Danglars


-¡Levantaos! - dijo el Conde - Tenéis asegurada la vida; no les ha cabido igual suerte a vuestros cómplices; ¡porque uno se ha vuelto loco y el otro ha muerto! Guardaos los cincuenta mil francos que os restan; os los doy; en cuanto a los cinco millones robados a la beneficencia pública, le han sido ya restituidos por una mano desconocida. Ahora, comed y bebed; y cuando estéis satisfecho, quedaréis libre.

Danglars permaneció aquella noche con los bandidos, pero por la mañana hallóse tendido cerca de un arroyo, y como tenía sed se arrastró en busca odel agua. Al bajarse para beber, observó con horrible sorpresa que se habían vuelto blancos sus cabellos.

La venganza de Edmundo Dantés, aplazada, por tanto tiempo y tan penosa y cuidadosamente dispuesta, habíase completado, y sólo le quedaba ejecutar la última de sus maravillosas proezas, dando pruebas al mismo tiempo de su generosidad sin límites. Valentina de Villefort había sido sepultada, y Maximiliano estaba deseperado; pero Monte-Cristo suplicó encarecidamente al joven que tuviera paciencia y confianza, pues ya que su padre lo había sido también para Edmundo Dantés, éste a su vez sería un padre para él.