El Cid es el prototipo del caballero castellano del medievo


Entonces Rodrigo puso su espada al servicio de los señores cristianos, o de los moros, del Levante hispano. Entre los años 1082 y 1086 entró al servicio de los Beni Hud, de Zaragoza, y comenzó un período dé luchas-constantes, ya contra los cristianos, ya contra los árabes. Derrotó y tomó prisionero a Ramón Berenguer II, conde de Barcelona, y venció al rey de Aragón, Sancho Ramírez.

En toda esta etapa manifestó una lealtad extraordinaria hacia su señor, el rey Alfonso VI, pese a deberle su destierro. Finalmente, a raíz del desastre de Zalaca, el rey lo recibió de nuevo y lo agasajó sobremanera en el año 1086, pero nuevamente lo desterró poco después, acusándolo de no haberle prestado auxilio para socorrer el castillo de Aledo, amenazado por sus enemigos. Volvió el Cid a guerrear por su cuenta y derrotó, en el pinar de Tévar, a los reyezuelos moros levantinos, coligados y empujados por el conde Berenguer de Barcelona. En el año 1094 tomó la ciudad de Valencia, codiciada por varios monarcas, y la conservó en su poder hasta su muerte. Tras la toma de Valencia prestó el Cid a la cristiandad el gran favor de detener a los almorávides en su marcha victoriosa, y, derrotándolos en la batalla de Bairén, en el año 1097, aseguró la existencia de los reinos pirenaicos, más débiles entonces que el de Castilla. Los últimos hechos de armas del Cid fueron las conquistas de las plazas de Almenara y Murviedro.

Ruy Díaz de Vivar murió en Valencia el 10 de julio de 1099, dicen algunos que de dolor, por una derrota sufrida en tierras de Consuegra, y su cadáver fue trasladado a San Pedro de Cárdena. Los franceses se llevaron sus restos en 1808, pero los restituyeron en 1883, y en 1921 fueron inhumados en la catedral de Burgos, donde descansan actualmente.

El Cid es el prototipo del caballero castellano del Medievo, y sus sobresalientes cualidades han contribuido al desarrollo y afianzamiento del espíritu nacional español.

La leyenda pronto se apoderó de Rodrigo y de sus hazañas, y hacia el siglo XIII comenzaron a reunirse los innumerables romances que sobre él circulaban; de ellos tomamos los datos que damos a continuación, para completar el cuadro anterior con la juventud y las primeras hazañas del célebre guerrero.