Los planetas que se descubrieron por medio de cálculos
Si admirable es la labor de sabios como Herschel, que hacían sus descubrimientos tras una paciente observación del cielo por medio de telescopios, más asombroso resulta el descubrimiento de astros por medio del cálculo. ¿Cómo es posible eso? Tiempo después de descubrirse Urano, los astrónomos notaron que no describía su órbita en la forma absolutamente regular prevista por las leyes de Kepler. Evidentemente, debía existir algún cuerpo que, por atracción gravitacional, perturbaba de alguna manera el desplazamiento del planeta. Tal cuerpo debía de estar más lejos que Urano, siendo invisible a simple vista en razón de su tamaño y de su distancia.
Dos jóvenes matemáticos. Leverrier en Francia y Adams en Inglaterra, con los datos suministrados por los astrónomos sobre los movimientos de Urano, y armados con las leyes de Newton y abundante lápiz y papel, se encerraron en sus gabinetes de trabajo y se dedicaron a laboriosos cálculos. Mucho tiempo llevó esta tarea, pero al cabo de ella, Leverrier -que la terminó primero- comunicó sus resultados al astrónomo Galle, de Alemania, quien inmediatamente apuntó su poderoso telescopio hacia el lugar del cielo indicado por Leverrier. En seguida encontró el astro que buscaban, que recibió el nombre de Neptuno.
Este hecho ocurrió en 1846, y marca una gloriosa fecha para la Astronomía, pues corresponde al primer descubrimiento de un astro por medio del cálculo, fundado en las leyes de Newton de la gravitación universal.
Mucho tiempo después, el astrónomo estadounidense Lowell, del observatorio de Flagstaff, comenzó a sospechar la presencia de otro planeta más lejano todavía, en virtud de las perturbaciones que aparecían en la órbita de Neptuno. Se hicieron también laboriosos cálculos, tras los cuales se obtuvo la conclusión de que, efectivamente, debía de existir otro planeta más allá de Neptuno. La observación de este planeta pudo hacerse en 1930, por medio de la fotografía, después de fallecido Lowell. Se lo designó Plutón, y es el último planeta conocido.
La distancia media de Neptuno al Sol es de unos 4.500.000.000 de kilómetros. Emplea 165 años en dar una vuelta en torno del astro central. Poco se sabe de este planeta tan lejano, pero se le conoce desde 1846 un satélite, que recibe el nombre de Tritón, y otro, descubierto en 1949, llamado Nereo. Menos todavía se sabe de Plutón, debido a la enorme distancia que lo separa de nosotros: la masa es un décimo de la terrestre, y emplea más de 249 años en cumplir una vuelta completa en torno del Sol. Su órbita es muy excéntrica, su distancia al Sol oscila entre 4.600 y 7.200 millones de kilómetros. Tan lejos está Plutón del Sol que este astro, que tanto brilla para nosotros, desde ese planeta aparecería como un diminuto disco.
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