Lo que hallaríamos en un viaje imaginario desde el sol hasta el más lejano de los planetas
Si partiendo del Sol nos lanzáramos al espacio, y fuésemos observando los planetas a medida que los encontrásemos, hallaríamos primero a Mercurio y luego a Venus. Más allá de este astro llegaríamos a un planeta que se le parece mucho. En término medio, la distancia de ese astro al Sol es de 150.000.000 de kilómetros. Veríamos que ese planeta gira algo velozmente en torno de su eje, como que emplea 24 horas en completar una vuelta. Si aguardásemos a que cumpliera una vuelta entera en torno del Sol, observaríamos que emplea poco más de 365 días. Ese planeta, a diferencia de los otros dos anteriores, posee un satélite. ¿Ha descubierto el lector, a través de estos datos, de qué astro se trata? Es precisamente el planeta que habitamos, la Tierra.
La Tierra y los demás planetas giran en torno del Sol en el mismo sentido y, aproximadamente, en el mismo plano. Si los demás planetas giraran en torno del Sol en circunferencias, en el mismo tiempo, las distancias entre ellos y la Tierra permanecerían inalterables. Pero ya hemos visto que la vuelta en torno del Sol de cada planeta se verifica en un tiempo diferente. De allí resulta que las distancias y las posiciones relativas de los planetas cambien continuamente, dando origen a distintas situaciones de los mismos. Entre éstas reviste particular interés la oposición, que se verifica cuando el planeta observado se encuentra más allá de la Tierra, en línea recta con ésta y el Sol. Claro que los planetas como Venus y Mercurio, que se encuentran más cerca del Sol que la Tierra, nunca se hallarán en oposición.
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