Eran verdaderos hombres de ciencia los antiguos astrólogos y alquimistas


En la antigüedad, el estudio de los astros no correspondía a la Astronomía sino a la Astrología. Tampoco se llamaba Química al estudio de las sustancias y sus reacciones, sino que se lo denominaba Alquimia. ¿Este cambio fue sólo de denominación o correspondió a una modificación más profunda, de concepto?

Los astrólogos y los alquimistas eran hombres muy observadores, perseverantes y laboriosos. Notaron gran cantidad de fenómenos del cielo y dejaron constancias escritas de numerosas observaciones, que rinden grandes servicios a la ciencia de nuestros días. Pero, interpretaban erróneamente sus observaciones y obtenían de ellas toda clase de conclusiones fantásticas, absolutamente antojadizas, debido al escaso espíritu crítico que existía en aquellos tiempos. Todo hecho, estrictamente observado, encierra en sí una gran verdad y continúa encerrándola aunque haya personas que lo interpreten torcida o equivocadamente, por prejuicio o por ignorancia. Estas fallas son las que demoraron durante siglos el avance técnico e industrial, y hasta los mismos estudios filosóficos.

La principal falla de la Astrología consistió en creer que los astros ejercen una determinada influencia en la vida particular de cada individuo. Las antiguas civilizaciones que florecieron en Egipto, Caldea y Persia, Arabia y Grecia, las de los chinos y los indios, todas contribuyeron en algo al desarrollo de la Astrología, de manera que cuando alboreó la civilización europea, asimiló las ideas llegadas de aquellos pueblos primitivos. Si bien todas aquellas creencias absurdas han desaparecido de las organizaciones científicas, en cambio se mantienen todavía en ambientes poco cultos, y hasta se publican todavía hoy almanaques que pretenden predecir lo que sucederá en lo futuro mediante el estudio de los astros.