ANIMO ESFORZADO


El general Bernardo O'Higgins, libertador de Chile, era ídolo de sus soldados, a quienes sabía electrizar en los momentos de peligro con su valor temerario, pues se batía siempre en primera línea, afrontando las balas como el último de sus subalternos. Al frente de su caballería atravesó, en Rancagua, las trincheras españolas y mandó con singular bizarría la brillante carga de caballería que decidió la suerte de la batalla en la cuesta do Chacabuco.

Herido en Cancha Rayada, no pudo intervenir en la acción definitiva de Maipú; pero no bien tuvo conocimiento del triunfo patriota cuando, subestimando la importancia de su herida, se presentó en el campo de batalla para felicitar a San Martín por el magnífico triunfo que aseguraba la libertad de Chile.

Allí le dijo San Martín: "General: Chile no olvidará jamás su sacrificio al presentarse en el campo de batalla con su gloriosa herida abierta".