Es un laberinto
El laberinto de Egipto era una red inextricable de habitaciones cuadradas comunicadas entre sí por estrechos corredores, dispuestos en tal forma que era sumamente difícil salir de ellas sin la ayuda de un guía. Hubo otro laberinto en la isla de Creta, construido por Dédalo, cuya distribución estaba tan ingeniosamente combinada que una vez que se había entrado no era dable encontrar la salida. En él fue encerrado el propio Dédalo con su hijo Ícaro. Con plumas y cera fabricó el arquitecto dos pares de alas gracias a las cuales pudieron salir de su encierro, pues el laberinto cretense carecía de techo. Ícaro, olvidando los consejos de su padre, voló tan alto que, fundiéndose al calor de los rayos solares las artificiales alas, cayó al mar, para escarmiento de osadas pretensiones. Esta locución se aplica a las cosas muy enredadas o que son de muy difícil solución.
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