El combate con los gigantes


Muy lejos de Grecia, en el océano denominado de Oriente, existía la isla de Gades. Viajeros llegados de ella dieron la noticia de la existencia de un gigante llamado Gerión, que poseía un hermoso rebaño y, para vigilarlo, un perro de dos cabezas.

Mandóse a Hércules para apoderarse del ganado. Muchos lances han narrado los poetas griegos sobre este viaje; cuéntase entre los hechos más salientes, que, extenuado Hércules, trató de matar con sus flechas al dios del Sol quien, admirado de tal audacia, le dio una vasija grande de oro, en la que se fue por mar al islote, a través del estrecho de Gibraltar, cuyas rocas miran hacia las llamadas columnas de Hércules.

Logró matar al perro de las dos cabezas y a los vigilantes, pero en el momento en que se disponía a marchar con el ganado, llegó Gerión y lo asió fuertemente. Tras terrible lucha quedó vencido el gigante; pero ni aun así pudo Hércules realizar su objeto, pues otro gigante llamado Cacos, que vomitaba fuego, le robó varias cabezas de ganado, haciéndolas marchar hacia atrás para que no se notasen sus huellas, y las ocultó en unos subterráneos que allí había.


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