Las tres importantísimas preguntas
Al llegar a Praga, Howleglass fijó en las puertas de las iglesias un cartel en el cual anunciaba que respondería a cualquier pregunta que se le hiciese, por difícil que fuera. Conducido a la Universidad, fue preguntado por el rector ante todos los estudiantes, a quienes se había congregado para oír al atrevido forastero.
-¿Cuánta agua hay en el mar? -preguntó el rector.
-Deten las mareas y la mediré.
Dijo el rector que no podía hacer él semejante cosa y, pasando a la segunda pregunta, interrogó:
-¿Cuántos días han pasado desde Adán?
-Siete -contestó con aplomo Howleglass-, porque después de pasar siete, empiezan otros siete, y así hasta el fin del mundo.
-¿Dónde está el centro del mundo? -volvió a preguntar el rector.
-En esta casa, sin duda ninguna. Mide el mundo con una cuerda, y verás como no me he equivocado ni en una pulgada.
-¿Cuánto dista exactamente el cielo de la tierra?
-Muy poco, porque, aun cuando rezamos en voz baja en la tierra, es indudable que se nos oye muy bien desde el cielo.
-¿Pero qué longitud tiene el cielo?
-Veinte mil leguas exactas; y si te atreves a ponerlo en duda, mídelo comprendiendo en él todas las estrellas, la Luna y el Sol.
Al llegar a este punto el rector se vio precisado a reconocer que no podía preguntar a Howleglass nada a que no diera él excelente respuesta.
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