ES PARA MI HERMANITA
Don José y su esposa, un matrimonio de simpáticos viejecitos de blancas cabelleras y dulces sonrisas, desean regalar unos juguetes a sus nietecitos y por eso están, la víspera de Nochebuena, ante los escaparates repletos de una juguetería. Se sienten dispuestos a gastar mucho dinero, pues su posición es muy desahogada y les gusta obsequiar a los pequeños.
Están, pues, ambos esposos eligiendo los juguetes expuestos cuando un grupo de chicuelos se les acerca y uno, el más decidido, dirigiéndose a don José le dice:
-Señor, ¿por qué no me regala un juguete?
-¡A mí, señor! ¡A mí! -piden los otros.
-Bueno, bueno; adelante -decide don José-. ¡Vamos a comprar juguetes para todos!
Y el bullicioso grupo entra en la juguetería.
-Yo quiero una escopetita. -Yo, esa pelota. -Yo, este barquito. -Yo, aquella corneta.
Y así cada uno de los pequeños manifiesta sus preferencias.
-¡Niños, niños, un poco más de orden, no griten tanto! -exclama la bondadosa señora.
De pronto, un muchachito de ojos tristes, flacucho y despeinado, solicita:
-A mí, señora, cómpreme esa muñeca, ¿quiere?
-¡Cómo, una muñeca! ¡Los varones no juegan con muñecas!
-Es para mi hermanita, señora. .. ¡Está tan enferma la pobrecita...!
Y don José y su esposa besaron y abrazaron a aquel niño que se había acordado de su hermanita enferma.
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