La victoria del chacal
Después, el chacal y el león se hicieron amigos, y con frecuencia salían juntos a cazar; pero temiendo que su amistad no sería de larga duración, el chacal abandonó su choza, y se construyó una casa en lo alto de una roca. Solía trepar a su guarida por una cuerda larga que le echaba su esposa cuando él regresaba de sus cacerías.
El león, desde luego, tomaba la parte que a su alcurnia le correspondía en todo lo que él y el chacal cazaban, sobre todo cuando éste había descubierto y cogido la pieza, ¡legando el león tan sólo para cobrarla.
Volvióse el león tan perezoso que ni siquiera quería tomarse la molestia de llevarse su parte a su casa.
-Lleva lo mejor que caces a mi hogar -solía decir-, y luego puedes volver para quedarte con el resto.
El chacal se decidió a castigar al león, y un día, cuando habían cobrado juntos un espléndido lote de caza, se lo llevó todo el chacal a su casa. A la mañana siguiente, llegó e! león, enfadado, hasta el pie de la roca y dijo:
-Echa la cuerda, que deseo subir para charlar un rato como amigos.
La esposa y los hijos del chacal se asustaron mucho al oír la voz del león y comenzaron a temblar, porque conocían la suerte que les esperaba si el león llegaba a subir; pero el astuto chacal había pensado ya lo que tenía que hacer. Dijo al león que le echaría la cuerda, pero le tiró una cuerda vieja, poco fuerte, que se rompió cuando el león estaba en el aire; cayó éste y se mató al chocar su cuerpo contra las duras rocas.
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