El perfeccionamiento del radar
Si bien es cierto que el radar nos permite saber a que distancia so halla un cuerpo detectado, en cambio no nos indica qué tipo de objeto es el descubierto. El desarrollo posterior del radar permitió dotarlo de una pantalla en la cual era posible ver aproximadamente el contorno del cuerpo detectado, A este radar se lo denominó escuetamente PPI (Indicador de la posición).
Por otra parte, cabe preguntarnos: ¿cómo se sabía, durante la guerra, si el avión o submarino descubiertos eran efectivamente enemigos? ¿Y que no se disparaba contra aviones amigos? Para evitar estos inconvenientes so dotó al radar de un nuevo dispositivo que permitía identificar los aviones que se acercaban. A este conjunto so lo denominó radar IFF. El mecanismo es muy sencillo: consistió en colocar en todo avión amigo un transmisor de microondas que funcionase automáticamente cada vez que a él llegasen las señales provenientes del radar; en esta forma el operador recibía, junto con el eco producido por la reflexión, la señal automática emitida por el transmisor, y entonces sabia, que se trataba de aviones amigos que habían sido localizados por su radar.
El radar común tiene un radio de acción de alrededor de 200 kilómetros, suficiente para fines locales, pero el uso progresivo del radar condujo a la necesidad de crear un nuevo tipo útil para grandes radios de acción: el Loran, basado en la transmisión por estaciones terrestres de determinadas señales radioeléctricas y su recepción por buques que navegan y aviene vuelo, y mediante el cual éstos pueden fijar, con toda exactitud, la posición geográfica en que se hallan en un determinado momento.
La navegación, tanto aérea como marítima, tiene en el radar un auxiliar valioso. Mediante su ayuda, los aviadores pueden volar con mayor seguridad en días de espesa niebla, durante la noche o cruzando montanas: con el radar siempre alerta puede «verse» y señalarse la presencia de cualquier obstáculo.
Las aplicaciones han sido innumerables y no todas estrictamente en el campo de la navegación. Los científicos han podido también destinarlo a los fines de la investigación. Así, en Meteorología, se lo ha aprovechado para el estudio de las nubes tormentosas, pues permite pronosticar la iniciación de una lluvia con bastante aproximación. El hecho se debe a que las grandes gotas de agua de una nube tormentosa reflejan también las microondas.
La Radioastronomía, una moderna ciencia derivada de la Astronomía, ha aplicado el radar para realizar investigaciones del Sol y de otras estrellas más lejanas. Por otra parte, ya desde el año 1946 se han dirigido, también con propósitos de investigación, ondas electromagnéticas a la Luna y se han recibido los ecos de tales ondas. En Gran Bretaña se terminó de construir, en el año 1955, un enorme radiotelescopio de casi 85 metros de diámetro, el cual posee grandes pantallas de radar. Está destinado también a las investigaciones de Radioastronomía, y en especial a las que se relacionan con el estudio de las misteriosas emisiones radioeléctricas que nos llegan desde varias legiones del Universo, y que provienen de lugares en los cuales no existen estrellas ni fuentes de luz. Un extraño enigma para la ciencia.
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