La idea de un sabio francés y su teoría de los imanes


Además, estas experiencias permitieron a un célebre físico francés, Ampére, imaginar una teoría que permitiera explicar algunos de los curiosos fenómenos magnéticos. Si siguiéramos quebrando imanes, obtendríamos imanes cada vez más pequeñitos; y así, si suponemos que siempre obtenemos imanes, llegaremos, cortando, hasta la molécula, que también sería un pequeño imán, con sus dos polos respectivos. Se admite entonces que las moléculas de las sustancias magnéticas son pequeños imanes: cuando están ordenados, la sustancia está imanada; cuando los imanes moleculares están desordenados, la sustancia no presenta propiedades magnéticas. Quiere decir entonces que cuando se hace un imán artificial, lo único que hacemos es ordenar los pequeños imanes moleculares. Esto explica por qué al imanar por frotamiento con un imán natural, hay que frotar siempre en el mismo sentido. También por esto, por más que frotemos un imán artificial, no se imana más; como todas las moléculas están ya ordenadas, no podremos conseguir aumentar su magnetismo frotando.

Esta interesante teoría de Ampere permite darnos cuenta de por qué para imanar o desimanar se suelen golpear los imanes: de esta manera se ayuda a ordenar o desordenar los imanes moleculares. También calentando un imán llega un momento que se desimana. A una determinada temperatura, los imanes dejan de serlo; ello ocurre porque al estar a tan alta temperatura las moléculas se desordenan sensiblemente.