La gran articulación que divide en cuerpo humano en dos mitades


Si observamos a una persona que está andando o examinamos el perfil de un esqueleto, veremos que la articulación de las caderas divide realmente el cuerpo en dos mitades: la inferior y la superior. El tronco, la cabeza y los brazos pueden, según es sabido, inclinarse hacia adelante o hacia atrás, girando sobre los miembros inferiores y alrededor de las referidas coyunturas. Ahora bien; supongamos que se traza una recta que, partiendo del centro de la coyuntura de las caderas de una persona que está de pie, vaya a parar al suelo. Aquí se nos presenta un problema muy parecido, como puede verse, al de la tabla suspendida de un hilo, con la diferencia de que, en este caso, el punto de apoyo está por debajo en vez de estar arriba, lo cual, en definitiva, importa muy poco.

En el supuesto de que hayamos comprendido el principio de los centros de gravedad, nos haremos desde luego cargo de lo que habrá de suceder a la parte superior del cuerpo, sostenida según la recta que va del suelo a la cadera pasando por el talón. Si el centro de gravedad de la cabeza y del tronco está situado de un modo tal que una recta trazada de él al suelo quede por delante de la que va del suelo a las articulaciones de las caderas, el cuerpo tenderá a inclinarse hacia adelante. El centro de gravedad del cuerpo de los animales, como el caballo, el gato y otros parecidos, se encuentra en la parte superior y por delante de la línea de las caderas; por eso tienen que andar en la forma que lo hacen. Un caballo o un perro únicamente podrán andar sobre sus patas traseras mediante un esfuerzo muscular y poseyendo cierta adecuada destreza.