De qué modo puede demostrarse por medio de un huevo tres clases de equilibrio


Estos dos casos, así como el del equilibrio indiferente, pueden demostrarse con un huevo. Es posible mantener un huevo en equilibrio sobre su punta por espacio de un instante, pero la más ligera perturbación bastará para derribarlo, pues tendrá por efecto hacer bajar el centro de gravedad. Esto es un ejemplo de equilibrio inestable. Tomemos, por otra parte, un huevo que descanse de lado, siempre en el supuesto de que la yema esté entera y se halle en el centro del huevo. Podemos empujarlo, haciéndolo rodar por encima de la mesa como si fuera una bola de billar. Al cabo de un rato, el rozamiento y la resistencia del aire lo detendrán, y quedará en reposo. La fuerza aplicada no ha subido ni bajado el centro de gravedad del huevo; su equilibrio era 'entonces del tipo indiferente.

Pero si en vez de hacer rodar el huevo empujando por un lado, intentamos levantarlo por un extremo, veremos que, después de balancearse algunos instantes, recobrará su posición primera; en cuanto se refiere a perturbaciones que obran en esa dirección, se halla, pues, en la posición llamada de equilibrio estable.

Esto se debe a que cuando lo inclinamos, levantándolo por un extremo, elevamos el centro de gravedad, y al retirar el dedo, el huevo vuelve a ocupar la posición en que su centro de gravedad está lo más bajo posible. Esta posición ha de ser, desde luego, la de equilibro estable, porque es aquella en que el conjunto del huevo se halla lo más cerca posible del centro de la Tierra; de manera que toda la fuerza de gravitación se opone a que sea perturbado el equilibrio.