El aire no es solamente una simple mezcla de gases
Son varios los gases que componen el aire, pero los más importantes y los que se hallan en mayor cantidad son el oxígeno y el nitrógeno. El primero es el alimento imprescindible de nuestra respiración.
Junto con dichos gases hay además una cantidad variable de vapor de agua, o sea humedad, y también impurezas de diversa índole, que dependen indudablemente del lugar, tales como humo, polvo, hollín, residuos de combustión, etc. Para que el aire que respiramos sea saludable no basta con que esté suficientemente oxigenado, hay muchas otras condiciones que se deben tener en cuenta. Recordemos las veces que hemos dicho con tono de protesta: hoy es un día hermoso, pero hay demasiada humedad. En efecto, si el aire contiene exceso de humedad o si es demasiado seco, si está demasiado frío o excesivamente caluroso, resulta perjudicial. Esto en cuanto al aire en condiciones naturales; hay otros casos en que la presencia de gases tóxicos, tales como óxido de carbono, originado en combustiones incompletas, o grandes cantidades de anhídrido carbónico, exhalado por las plantas, llega a producir la muerte de personas y animales.
Todas estas razones han hecho que los hombres se preocupen de estudiar y construir aparatos capaces de purificar el aire, con el objeto de proteger la salud, no sólo de los efectos directos del aire malsano, sino también del peligro de los contagios de enfermedades y de las epidemias que tienen en el aire viciado un poderoso aliado.
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