La pintura en España en el siglo XVI y sus cuatro corrientes
El siglo xvi, en pintura, se manifestó en España bajo cuatro corrientes distintas: el italianismo rítmico, propio de las ciudades mediterráneas, con Pedro Nunyes y Fernando de los Llanos, discípulo directo de Leonardo da Vinci; la expresionista de Castilla, con Alonso de Berruguete, Machuca y Gaspar Becerra, que fue quizás el único español de la época que se dejó seducir por las desnudeces mitológicas; el romanismo, representado por los artistas italianos llevados a España, como Lucas Cambiaso, Federico Zúccaro y Peregrino Tibaldi, y, por último, el retratismo a la manera flamenca, cuyo difundidor más importante fue el flamenco Antón y Van Deshorst Moor, conocido en España como Antonio Moro, cuyo ejemplo fue seguido por Sánchez Coello y Pantoja de la Cruz.
Una figura singular en el panorama de este siglo es la de Luis de Morales, el Divino (1506-1586), en el que se aúna el delicado sentimentalismo de una religiosidad recogida con un lirismo muy personal. Se especializó en vírgenes y santos.
Junto a él, la gran figura de el Greco sacudió el provincialismo de la pintura española del quinientos.
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