La música en el lejano y cercano oriente
Parece ser que en Oriente existió una intensa vida musical. Los chinos -quienes creían en el origen celestial de la música- tuvieron desde tiempos muy lejanos un concepto bien definido de este arte, en el que se funden elementos de la poesía, la música instrumental y la danza. Conocieron una interesante variedad de instrumentos con predominio de los de percusión, como el gong y el tam-tam, cuyas particularidades concuerdan con su carácter místico-contemplativo. El sistema pentatónico, o escala de cinco sonidos, que elimina los del la y el do, correspondientes a los semitonos, fue, al parecer, inventado por ellos.
El carácter sagrado de la música hindú fue recogido por su abundante literatura, pero no hay acuerdo absoluto sobre el sistema musical que emplearon. Se afirma que usaron un sistema eptatónico, o de siete sonidos, que no coinciden con los de nuestra escala actual; pero, al igual que los chinos, practicaron también el sistema pentatónico. En este país predominaron los instrumentos de cuerda, como la vina, precursora lejana del violín moderno, que, según la tradición, recibieron de manos del mismo dios Brahma; también usaron una variante de la vina, llamada ravanastrón, al cual vincularon con Ravana, mitológico rey de Ceilán.
Para la tradición de nuestra cultura musical interesan más las noticias que nos han llegado de Egipto, Mesopotamia, Fenicia, Persia o Palestina. Pocos son los elementos concretos que nos han llegado de tales países, pero en cambio tenemos elocuentes testimonios de su cultura musical, a través de pinturas, relieves e inscripciones que aluden a ella y a sus instrumentos. Dicha documentación no sólo incluye la reproducción de los distintos instrumentos, sino también conjuntos de hombres, mujeres y niños en actitud de cantar o bailar. Por otra parte, autores como Heródoto, Platón o Estrabón incluyen interesantes noticias sobre la música y su función ético-social.
El intercambio musical entre los pueblos del Cercano Oriente queda demostrado con la presencia de instrumentos que no son oriundos del lugar. Algunos de olios, como la sambuca egipcia, revistieron carácter religioso y por tanto estuvieron vinculados a las ceremonias del culto. Ciertos musicólogos creen que los egipcios tuvieron un sistema eptatónico relacionado con sus conocimientos del sistema solar y que emplearon un sistema de escritura musical basado también en signos astronómicos. Por lo que se refiere a los caldeo-asirios, según el musicólogo Sachs, utilizaron el sistema pentatónico, a juzgar por lo que pudo descifrar en un documento de Asur perteneciente al siglo ix antes de Cristo y que según su punto de vista, se trataría del acompañamiento musical para un arpista.
Casi todos los pueblos del Cercano Oriente distinguieron la música culta de la música popular, a juzgar por algunos datos que permiten establecer ciertas diferencias entre la música de las ceremonias palaciegas o religiosas y la de los cantos que acompañaban las distintas faenas agrícolas o las acciones militares. Los medopersas, por su parte, al decir de Heródoto, separaron la música del culto pero no de las ceremonias y fiestas de palacio. El dato lo confirman documentos iconográficos -pinturas y relieves-, donde se ven conjuntos de instrumentistas, cantantes o bailarines amenizando las reuniones del rey y de la reina. Otros dibujos y relieves reproducen escenas de danzas guerreras que nos hacen pensar en su aplicación para despertar el sentimiento nacional en las campañas militares.
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