Función social de la arquitectura sobre todo en nuestros tiempos

 

En nuestra época, al variar las condiciones de vida por la velocidad, el dinamismo mecánico y la técnica, se hizo necesario darle otro sentido a la arquitectura.

Las ciudades modernas se caracterizan por su enorme población, que contrasta con la reducida de otros tiempos; por ello fue menester adaptar el tipo de construcción a esa superpoblación, tratando de solucionar simultáneamente problemas de comodidad, estética e higiene, muchos de los cuales no habían preocupado a los arquitectos de antaño pero que hoy son fundamentales. La incorporación al hogar, las fábricas y los lugares de simple expansión espiritual, de aparatos eléctricos, radio, refrigeración, calefacción, televisión, teléfono, cine, etcétera, exigió nuevas soluciones al arquitecto y al ingeniero.

El problema de la economía de espacio y, sobre todo, la revaloración de los terrenos, causas de que las grandes ciudades se extendieran no sólo en superficie, sino también en altura, exigieron nuevas formas y nuevas soluciones arquitectónicas, que repercutieron, a su vez, en el urbanismo, ya que hubo que considerar, además, la relación entre edificios y calles de acuerdo con los problemas propios de la circulación.


La arquitectura es un arte social por excelencia. Desde tiempos remotos las construcciones estuvieron condicionadas al destino que se les debía dar y a los materiales empleados.