El arte rupestre del paleolítico llega hasta la policromía
Las pinturas de los trogloditas en las paredes de sus cavernas representan, por lo general, animales en reposo o en movimiento que, aunque a veces parecen estar reunidos, nunca llegan a formar verdaderas escenas de conjunto. Algunas de estas pinturas rupestres representan animales heridos, con flechas y lanzas, porque probablemente el hombre primitivo, cazador por excelencia y supersticioso por naturaleza, creyó que pintándolos de ese modo facilitaba las tareas de la caza, lo que confiere a dichas imágenes cierto carácter mágico.
También aparecen figuras humanas, y son frecuentes ciertos monigotes con extremidades que recuerdan las piernas y brazos de los dibujos infantiles, aquéllos representan quizá brujos o bailarines, con cuernos de animales utilizados en las ceremonias religiosas y las danzas rituales.
En materia de color presentan una variedad muy interesante, pues en algunas figuras llegan hasta la policromía o combinación armónica de varios colores. En estas pinturas predominan el negro y el rojo; el primero para los contornos y el segundo para el colorido interno. También se usaron los tonos vinosos, el anaranjado y el ocre amarillento; menos aplicación tuvieron el verde, el azul y el púrpura.
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