Rubens da nuevos bríos a la escuela flamenca
En este nuevo ambiente, próspero y pujante, surgió un joven, Pedro Pablo Rubens, que estaba llamado a ser uno de los artistas más famosos del mundo, por el colorido de sus obras, que aprendió del Ticiano.
Su padre, que había sido miembro del Ayuntamiento, murió en la prisión; su madre, sin embargo, le dio una educación esmerada que confió a hombres distinguidos. Rubens nació en Síegen, en 1577, bajo una estrella que siempre le fue favorable. No tuvo, como muchos otros genios de la pintura, años de soledad, amargura y pobreza. Su vida fue como una procesión triunfal, bajo la protección de príncipes y nobles que se disputaban sus servicios.
Siendo niño pasó muchos años en Italia, y gracias a dicha permanencia pudo transmitir a sus cuadros el brillo del Renacimiento italiano, especialmente el veneciano, sin abandonar jamás las características peculiares de los países nórdicos.
Dejó una producción muy abundante, en la que colaboraron sus discípulos bajo su propia dirección. Se lo ha llamado el pintor decorativo por la grandiosidad de los temas abordados. Solía usar pinceles muy grandes y bien empapados en color que dan al conjunto cierto aspecto a veces grosero, si no se contempla la obra a distancia adecuada. Junto a temas de auténtica inspiración pintó también temas vulgares y corrientes, tal como se dan en el mundo de la realidad.
Ubicó en sus cuadros personajes que parecen vivos en el lienzo, sin hurgar en el fondo de sus sentimientos para idealizar la imagen. Desde este punto de vista sus obras son perfectas, como las del Ticiano o las de Velázquez.
Trató con la misma habilidad tanto los temas históricos como el paisaje y el retrato. Entre los cuadros de tema histórico se recuerda especialmente su Coronación de María de Médicis, ahora en el museo del Louvre; entre las obras religiosas se señalan una crucifixión conocida con el nombre de El golpe de la lanza y un Descenso de la Cruz, perfectas en cuanto a la técnica, el color y la forma, pero carentes de verdadero sentido religioso, el cual desaparece frente a la excitación dramática del asunto, que reproduce la muerte de Jesús.
Rubens murió en 1640 y gracias a su obra la escuela flamenca tomó nuevo impulso y se colocó en un primer plano, como on tiempos de los hermanos Van Eyck.
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