Los hermanos Van Eyck y la trascendencia de su valiosa obra


Los primeros que dieron un sello personal a la escuela flamenca fueron los hermanos Van Eyck, Humberto y Juan, naturales de Brujas. Se ha dicho que ellos inventaron la pintura al óleo. Tal vez el procedimiento era conocido de antes, pero la verdad es que los Van Eyck lo perfeccionaron en forma notable.

La producción de Huberto, el mayor (1365-1426), fue más nutrida que la de su hermano y ejerció mayor influencia que la de éste en sus contemporáneos.

Una de las principales obras de Huberto fue La Adoración del Cordero, para una iglesia de Gante. Estudiando sus distintos paneles se pueden apreciar mejor las diferencias con las escuelas italianas. En sus ángeles y santos hay algo de escultórico; los mortales, en cambio, en actitud de descanso y reposo, presentan rostros graves y suaves a la vez.

Juan van Eyck fue uno de los retratistas más grandes de Europa y quizás una de las glorias más importantes de la escuela flamenca. A diferencia de Leonardo da Vinci, que quiso indagar en el fondo del alma los sentimientos humanos, Juan se contentó con reflejar sus personajes tal como eran los modelos, sin idealismos de ninguna naturaleza.

Entre los cuadros más notables de Juan van Eyck se destaca El comerciante y su mujer, existente ahora en la Galería Nacional de Londres, y el retrato de su propia esposa, en el Museo de Brujas.

En Nueva York y Filadelfia se conservan asimismo telas de este incomparable artista.