Pintura moderna argentina: nombres representativos
Los primeros pintores que se recuerdan en Argentina son extranjeros. El primer pintor nativo fue Prilidiano Pueyrredón (1830-1901).
En su mayoría, los artistas criollos de la segunda mitad del siglo xix van a estudiar a Europa y de allá vuelven familiarizados con el academicismo, cultivado ya sea en Francia, ya en Italia. Entre éstos se encuentran Della Valle, Schiaffino, Sívori, Ernesto de la Cárcova, Caraffa, Alice, Collivadino, etcétera. En 1876 se funda en Buenos Aires la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, que tanto había de contribuir a la enseñanza y fomento de las artes plásticas. El movimiento impresionista tuvo sus ecos en Argentina y dejó algunas figuras dignas de mención como Martín Malharro, Walter de Navazio y Víctor Pissarro. Contemporáneo de éstos, pero en actitud de superación del impresionismo, son Alfredo Guttero, Thibon de Libian y Pedro Figari; este último, uruguayo de nacimiento, residió muchos años en Argentina.
En 1924 inaugura sus salones la Asociación Amigos del Arte, institución que invita al país a artistas, pensadores, escritores, de todas partes del mundo, y realiza una acción cultural y artística de gran importancia, dando a conocer los nuevos caminos que se abren al arte. Alrededor de 1930 inician sus actividades los Cursos de Cultura Católica, otra institución que colaboró en el enriquecimiento cultural y artístico del ambiente. Actualmente la asociación Ver y Estimar, la Sociedad de Artistas Plásticos, la Sociedad de Acuarelistas y Grabadores, impulsan la labor creadora y acercan el arte a la población.
La obra de estas instituciones privadas y de otras similares; la atención que el mismo Estado presta al desarrollo de las artes, especialmente mediante la organización del Salón Nacional, que se viene realizando anualmente desde 1911; los contactos personales de los artistas, cada vez más frecuentes, con toda corriente o figura destacada del arte mundial; la valorización de la obra de arte desde el punto de vista comercial, debida a la instalación de numerosas galerías, etcétera, son causas que originan un notable aumento tanto en calidad como en cantidad, de la producción artística del país y una ponderación de sus valores en el extranjero.
Algunos representantes de la generación que se afirmó a través de personalidades destacadas más que en la secuela de formas conocidas son: Victorica, Quinquela Martín, Pettoruti, Spilimbergo, Ballester Peña, Basaldúa, Butler, Soldi, Badi, Seoane y Raquel Forner, entre otros.
Surgen en Buenos Aires con características propias, movimientos que prefieren la pintura no-figurativa, así por ejemplo la Asociación de Arte-Concreto-Invención, el Grupo de Nueva Visión o el Grupo Madí.
En la última bienal de San Pablo de 1957 la representación argentina fue integrada por cuarenta pintores, diecinueve escultores, treinta y tres grabadores y catorce dibujantes; y en una importante exposición realizada en Buenos Aires en abril de 1958, con el patrocinio de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, unos cincuenta pintores que representaban a las nuevas generaciones de la pintura argentina, se expresan en su gran mayoría con lenguaje no-figurativo, lo cual da una idea de la difusión que tiene en el país este modo de pintar de inconfundible carácter siglo xx.
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