Arte moderno en Chile, su evolución en los distintos órdenes
Bien entrado ya el siglo xx, hay en Santiago una renovación arquitectónica, con motivo de crearse nuevos barrios residenciales en los que, sin embargo, prevalece un factor comercial; se levantó el primer rascacielos para la Mutual del Ejército y la Armada y se decidió la urbanización de "la ciudad con la creación de parques, barrios obreros, campos de deportes, zonas especiales para las fábricas. Cerca ya de la mitad del siglo se creó el Instituto Nacional de Urbanismo, y el municipio de Santiago contrató por su parte en 1934 al señor Karl Brunner para encomendarle el plano regulador de esta ciudad; y, por fin, el presidente González Vi-dela decidió transformarla completamente. Esta labor ímproba, aplaudida y criticada apasionadamente, mudó en parte la fisonomía de antigua ciudad de provincia que tenía Santiago.
La pintura chilena en los siglos xix y xx recorre las siguientes etapas: comienzos, período romántico, generación del medio siglo, generación de los cuatro maestros, pléyade entre los dos siglos, generación del año 1913 y movimientos recientes. Desde la generación del año 1913, que se formó a la sombra del pintor Álvarez de Sotomayor, la pintura fue reflejando las inquietudes contemporáneas y expresándose con los lenguajes que se originaron en las más señaladas escuelas europeas. Entre los conjuntos postreros, grupo de independientes y grupo de Montparnasse, aparecen Perotti, Vargas Rosas, Letelier, Bontá, Eguiluz, Morí, Vergara, Plaza y tantos otros en cuyas obras se refleja la sensibilidad contemporánea. Estos artistas preparan la senda para los más jóvenes, como Israel Roa, Carlos Pedraza, Gregorio de la Fuente, Sergio Montecino, acompañados en la familia de pintores modernos chilenos por algunos no-figurativos como Roberto Matta, Susana Mardones, Víctor Carvacho y otros que ya ocupan en las artes plásticas un lugar respetable.
Menos se puede decir de la escultura chilena, aunque en cada período, de realismo extremo, romanticismo, transición entre dos siglos o entrada en las estilizaciones modernas, tuvo sus representantes. En el grupo de escultores que tienden hacia la abstracción y a liberarse de las formas realistas se cuentan Tótila Albert, José Perotti, Juan Antonio Vázquez, Lorenzo Domínguez, etcétera.
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