Napoleón en su retirada de Rusia
La campaña de Napoleón en Rusia es una de las más cruentas que la historia ha registrado. El emperador, al frente de más de trescientos cincuenta mil hombres perfectamente equipados, penetró hasta el mismo corazón de Rusia. A medida que las tropas francesas avanzaban, los rusos se replegaban, dejando tras sí la inmensa llanura devastada donde los [invasores sufrían el hambre y las inclemencias del tiempo. Las victorias de Smolensko y Borodino o Moscowa, abrieron a Napoleón las puertas de Moscú, pero los rusos, resueltos a entorpecer sus movimientos, retiraron; todos los víveres de la región, quemaron y arrasaron todos los sembrados, y no vacilaron en quemar su ciudad santa; con ello obligaron a los franceses a emprender la retirada hacia su patria, en pleno invierno. Las tropas napoleónicas debieron marchar por caminos cubiertos de nieve y barridos por un viento glacial, sin hallar dónde refugiarse.
Por el mismo camino por donde había ido, meses atrás, ese formidable ejército francés, se arrastraba ahora una miserable hilera de hombres harapientos, sumidos en la mayor miseria y abatimiento, en una trágica retirada que duró ocho semanas y costó la vida a más de trescientos mil soldados. El frío, el hambre y los cosacos causaron tal número de bajas, qué los caminos aparecían sembrados de cadáveres y armamentos; de los trescientos cincuenta mil hombres que invadieron Rusia, apenas dieciocho mil volvieron a Francia.
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