La cultura colonial: la capacidad intelectual de una nueva raza


Al finalizar el siglo xvi, la Nueva España comenzó a hacer considerables aportaciones a la literatura castellana, no sólo a través de sus mejores hijos sino también por conducto de iberos en México, en cuya obra estaba contenida la naturaleza y la vida del país. Tal es el caso de Bernardo de Balbuena, que en su máxima obra: La Grandeza Mexicana describió la ciudad de México en todos sus aspectos. Francisco de Terrazas, hijo del conquistador de igual nombre, y a quien se considera el primer poeta nacido en la Nueva España, fue merecedor de un elogio del propio Miguel de Cervantes, quien lo menciona en el Canto a Calíope. En el curso del siglo xvii, entre los literatos de la Colonia, aparecieron figuras relevantes que definitivamente quedarían incorporadas a la literatura castellana, entre ellas, Juan Ruiz de Alarcón, prototipo del literato criollo establecido en España; Carlos Sigüenza y Góngora, quien se convirtió en el más alto representante de la cultura del México colonial, y Sor Juana Inés de La Cruz, llamada por sus contemporáneos La Décima Musa y Fénix de México. En el primer tercio del siglo xix, el ejercicio del pensamiento consecuente a las luchas de independencia produjo una generación de la cual la figura más importante fue tal vez José Joaquín Fernández de Lizardi, mejor conocido por El Pensador Mexicano.