El Congreso de Tucumán. Orígenes de la invasión portuguesa
Buenos Aires había invitado nuevamente a las provincias a designar representantes para un Congreso Constituyente, que debía reunirse en Tucumán. Las provincias artiguistas rehusaron la invitación, y Artigas las convocó a otro congreso que había de instalarse en Paysandú.
El de Tucumán abrió sus sesiones el 24 de marzo de 1816, y el 9 de julio declaró la independencia de las Provincias Unidas.
Los antecedentes de la invasión portuguesa a la Banda Oriental del Uruguay es necesario buscarlos en la época hispánica, en el conflicto entre España y Portugal, motivado por las cuestiones de límites en las posesiones de América. Desde entonces la diplomacia de Portugal estaba interesada en extender las fronteras de Brasil hasta la margen oriental del Río de la Plata. La ocasión se presentó propicia para los lusitanos en el año 1816, cuando las desavenencias entre Buenos Aires y Artigas hicieron crisis, y la anarquía imperante en las Provincias Unidas hacía presumir una conquista fácil y sin mayores obstáculos.
El general portugués don Carlos Federico Lecor recibió el mando del poderoso ejército que so destinó a invadir el territorio uruguayo.
La vanguardia, compuesta de unos dos mil hombres, atravesó la frontera en agosto de 1816.
Artigas se dispuso a ejecutar el plan de guerra que había concebido desde los primeros amagos de la invasión. Consistía ese plan en invadir él a su vez las Misiones orientales, dominadas por los portugueses, y la provincia de Río Grande, donde tenía Lecor su cuartel general, obligando así a los enemigos a defenderse en su propio territorio, para lo cual necesitarían distraer las fuerzas de invasión. Además, envió a Rivera a que se situase en observación sobre Maldonado y congregase las milicias de esa parte de la campaña, y a Otorgues a que hiciera lo mismo en Cerro Largo.
De la invasión de Misiones encargó Artigas a su hijo adoptivo, el indio Andrés Guacararí, llamado comúnmente Andresito, que debía obrar en combinación con Sotelo. Otro de los tenientes artiguistas, Verdún, invadió a Río Grande por el Cuareim, y el mismo Artigas situóse sobre la margen derecha de este río, cerca de la guardia de Santa Ana, para dirigir los movimientos de sus jefes. Andresito llevaba 1.000 hombres y dos piezas de artillería; 600 hombres Sotelo; 800 Verdún, y 1.500 quedaban con Artigas.
La vanguardia de este último, al mando de su sobrino Gatel, encontróse el 22 de setiembre frente a una división portuguesa, destacada de la fuerza al mando del general Curado, y obtuvo total triunfo sobre ella, obligándola a huir. Mas no cupo igual fortuna a Andresito ni a Verdún, derrotados en San Borja e Ibiracohy.
Para complemento de estos desastres, Artigas mismo, atacado el 27 de octubre en Carumbé por el coronel Oliveira Álvarez, sufrió una derrota tan sangrienta que costó la vida a la mitad de sus soldados.
Todo parecía conjurarse contra las fuerzas de los orientales.
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