Historia

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Germanos y hunos

A partir del siglo III, comenzaron a llegar al continente europeo grandes grupos humanos procedentes del norte de Europa y de Asia en busca de tierras en las cuales pudieran habitar, presionando de esta forma las fronteras del Imperio Romano.

Entre ellos se destacaron dos pueblos:

w Los germanos: El pueblo germánico fue penetrando pacíficamente en el imperio romano, a través de la colonización de tierras y de relaciones comerciales. Poco a poco fueron adoptando las costumbres y la cultura romana, mientras los romanos recibían a su vez las influencias germánicas, especialmente a través del ingreso de bárbaros (nombre que recibían los germanos por parte de los romanos) a su ejército, llegando a ocupar altos cargos militares.

w Los hunos: Este pueblo nómade proveniente de Asia Central se caracterizaba por su brutalidad y su violencia. Vivían de los botines que recogían en los pueblos que conseguían dominar. A su llegada a Europa comenzaron a empujar a los germanos hacia el oeste. Ellos iban ocupando los territorios que los germanos dejaban libres al desplazarse.

Los germanos

Relieve alusivo a las invasiones

Hacia fines del siglo V y tras la caída del emperador Rómulo en manos del general germano Odoarco, los bárbaros ya se habían adueñado de todos los territorios anteriormente pertenecientes al Imperio Romano de Occidente. De esta forma Europa Occidental se encontró dividida en reinos de origen germánico. La duración e importancia de los mismos fue variable. Entre ellos hubo tres que se destacaron especialmente:

w Reino Franco: Fundado por los francos en Galia.

w Reino Visigodo: Fundado por los visigodos en España.

w Reino Ostrogodo: Fundado por los Ostrogodos en Italia.

 

Los hunos

La invasión de los hunos en territorios rusos, ocupados hasta entonces por los visigodos y ostrogodos, tuvo como resultado el desplazamiento de los godos hacia occidente. La mayor ofensiva de los hunos se produce durante el reinado de Atila. Su ofensiva se dirigió hacia Europa Central y los Balcanes. En el año 451, los hunos fueron derrotados en el valle del río Rin en la denominada batalla de los Campos Cantábricos. El ejército romano que logró la victoria estaba fundamentalmente compuesto por contingentes germánicos al mando de Aecio.

Atila intentó luego ingresar en Italia y apoderarse de Roma. Su muerte dejó a las tropas sin un jefe, por lo que se dispersaron y no llegaron a cumplir su objetivo.

 

Reino franco

Los francos se asentaron en los actuales territorios de Bélgica y norte de Francia desde el siglo IV. En el año 481, Clodoveo logra erigirse como rey, iniciando la dinastía merovingia. Ella debe su nombre a Meroveo, abuelo de Clodoveo, quien habría logrado impedir el ingreso de los hunos en Galia.

A su muerte, el reino fue dividido en cuatro regiones, cada una de

ellas gobernada por uno de sus hijos. Este fue un período de uniones y enfrentamientos entre los cuatro reinos que culminó con la decadencia de la monarquía, cuyos últimos exponentes se conocieron como los reyes holgazanes. El poder se encontró en manos de los denominados mayordomos de palacio, quienes se encargaban de la administración del reino ante la incapacidad de los monarcas y llegaron a formar verdaderas dinastías.

Uno de ellos, Pipino de Heristal, procedente de la región de Austrasia, logró concentrar el poder de los cuatro reinos en sus manos. Su hijo Carlos Martel, heredero de sus títulos, se destacó gracias al éxito de sus campañas militares. Su mayor triunfo tuvo lugar en la batalla de Poitiers, donde venció a los árabes ante su intento de penetrar en Galia en el año 732.

El último rey merovingio, Childerico II fue derrocado por el hijo de Martel, conocido como Pipino el Breve, en el año 751. Este hecho contó con el respaldo de la iglesia franca y el Papa Zacarías.

Reinado de Clodoveo

Bautismo del rey Clodoveo

Durante el reinado de Clodoveo, los francos lograron apropiarse de territorios pertenecientes a los galorromanos y alamanes. Luego incorpora al reino el sur de Francia, desplazando a los visigodos a la península ibérica.

La primera capital del reino se instaló en la ciudad de Soissons, pasando luego a la ciudad de París, donde finalmente se fijó la residencia definitiva del rey.

Aunque los francos eran fieles a su religión pagana, Clodoveo se convirtió a la fe cristiana, incitado por su esposa Clotilde. La alianza política con la Iglesia Católica fortaleció el poder del rey. Poco a poco el pueblo se convirtió a la nueva religión y los pobladores de los territorios romanos aceptaron de mejor modo la dominación de los francos.


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