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LA ACLAMACIÓN EN EL IMPERIO ROMANO En todos tiempos las muchedumbres han demostrado su agrado o su desagrado con palabras, gritos y movimientos de pies y manos, pero sólo desde la primera época imperial romana tuvieron las aclamaciones fórmulas determinadas y disciplinarias. En tiempo de Augusto había la costumbre de aplaudir con las manos y de prorrumpir en exclamaciones, gritos y aun cantos de alabanza cuando el emperador entraba en el teatro, y no era permitido dirigir las mismas aclamaciones o ningunos otros personajes, ni aun a individuos de la familia del emperador. En Oriente también los reyes recibían análogas demostraciones voluntarias o forzosas cuando se presentaban en público, y Nerón quiso imitar a sus antepasados y a los déspotas de Oriente, pero perfeccionando extraordinariamente el arte de loe aplausos. Encantado del acento musical que usaban los alejandrinos en sus aclamaciones, mandó ir a Roma a unas docenas de estos cantores, y escogió 5,000 jóvenes romanos que aprendieron el arte de expresar y modular los aplausos. Un personaje de la comitiva del emperador daba la señal e indicaba el tema y tono que habían de tomar los Augustani. Los demás emperadores tenían también con más o menos afán sus Augustani que duraron hasta la caída del imperio de Occidente, y pasaron a Bizancio donde quedó como una verdadera institución. Definición de la palabra y sus usos La aclamación en la historia La aclamación en el derecho canónico La aclamación en el imperio romano La aclamación en la numismática
2014 - Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Siglo XIX. Aviso Legal
