Biografia de Veronés, el [Paolo Caliari]
(Verona, Italia, 1528-Venecia, 1588) Pintor italiano. Hijo de un modesto picapedrero, a los trece años de edad su padre lo llevó al taller de Antonio Badile, donde se formó en el arte del dibujo. Su primera obra conocida, un retablo para la familia Bevilacqua, la realizó entre 1546 y 1548. Por alguna razón que se desconoce, hacia 1551 decidió trasladarse a Venecia, donde sus colegas le impusieron el apodo de Veronés (por su ciudad de origen) con el que se le conoce habitualmente. Venecia era por entonces una de las ciudades más brillantes de Europa, y el Veronés supo reflejarlo cabalmente en sus obras, en particular en las llamadas «Cenas», en las que la temática religiosa no es más que un pretexto para retratar a la sociedad veneciana: sus tipos, la opulencia de sus fiestas y banquetes. Son estas obras (la Cena de Simón, la Cena de los Serviti, la Última Cena), realizadas a partir de 1561, las que mejor reflejan su arte brillante, pomposo, alegre y lleno de soltura, el arte que lo convirtió en el gran decorador de su tiempo. Su primer encargo oficial en la República de Venecia fueron las pinturas del techo de la Sala del Consejo de los Diez y de la contigua Sala de las Tres Cabezas, en el Palacio Ducal. A continuación se ocupó de la decoración al fresco de la iglesia de San Sebastiano, que consolidó definitivamente su fama. Por entonces conoció a Palladio, que acababa de finalizar la villa de los hermanos Barbaro en Maser, cuya decoración pictórica se le encargó. Al terminar las pinturas de Maser, regresó a Venecia, donde dio vida a su etapa creativa más fecunda, que comenzó con el gran lienzo de las Bodas de Caná y siguió con las mencionadas «Cenas». A consecuencia de una de ellas tuvo que enfrentarse a la Inquisición, que lo acusó de no haber respetado la temática sagrada de la Última Cena. Acusado de herejía, se le obligó a modificar o destruir la obra; el problema se zanjó finalmente cambiando el nombre del cuadro por el de Cena en casa de Leví (1573). Circunstancias fortuitas, como los incendios del Palacio Ducal en los años 1574 y 1577, le permitieron volver a trabajar para el Estado veneciano, en la decoración de la sala del Colegio y después en la de la sala del Gran Consejo, donde pintó el Suntuoso Triunfo de Venecia.