Biografia de Stendhal [Marie Henri Beyle]
(Grenoble, Francia, 1783-París, 1842) Novelista francés. Huérfano de madre desde 1789, se crió entre su padre y su tía. Rechazó las virtudes monárquicas y religiosas que le inculcaron y expresó pronto la voluntad de huir de su ciudad natal. Abiertamente republicano, acogió con entusiasmo la ejecución del rey y celebró incluso el breve arresto de su padre. A partir de 1796 fue alumno de la Escuela central de Grenoble y en 1799 logró el primer premio de matemáticas. Viajó a París para ingresar en la Escuela Politécnica, pero enfermó y no se pudo presentar a la prueba de acceso. Gracias a Pierre Daru, un pariente lejano que se convertiría en su protector, entró a trabajar en el ministerio de Guerra. Enviado por el ejército como ayudante del general Michaud, en 1800 descubrió Italia, país que tomó como su patria de elección. Desengañado por la vida militar, abandonó el ejército en 1801. Entre los salones y teatros parisienses, siempre enamorado de una mujer diferente, empezó (sin éxito) a cultivar ambiciones literarias. En precaria situación económica, Daru le consiguió un nuevo puesto como intendente militar en Brunswick, destino en que permaneció entre 1806 y 1808. Admirador incondicional de Napoleón, ejerció diversos cargos oficiales y participó en las campañas imperiales. En 1814, a la caída del corso, se exilió en Italia, fijó su residencia en Milán y efectuó varios viajes por la península italiana. Publicó sus primeros libros de crítica de arte bajo el seudónimo de L. A. C. Bombet, y en 1817 apareció Roma, Nápoles y Florencia, un ensayo más original, donde mezcla la crítica con recuerdos personales, en el que utilizó por primera vez el seudónimo de Stendhal. El gobierno austriaco le acusó de apoyar el movimiento independentista italiano, por lo que abandonó Milán en 1821, pasó por Londres y se instaló de nuevo en París, cuando terminó la persecución de los partidarios de Napoleón. Dandy afamado, frecuentaba los salones de manera asidua, mientras sobrevivía con los ingresos que le procuraban sus colaboraciones en algunas revistas literarias inglesas. En 1822 publicó Sobre el amor, ensayo basado en buena parte en sus propias experiencias y en el que expresaba ideas bastante avanzadas; destaca su teoría de la «cristalización», proceso por el que el espíritu, adaptando la realidad a sus deseos, cubre de perfecciones el objeto del deseo. Asentó su renombre de escritor gracias a la Vida de Rossini y las dos partes de su Racine y Shakespeare, auténtico manifiesto del romanticismo. Después de una relación sentimental con la actriz Clémentine Curial, que duró hasta 1826, emprendió nuevos viajes al Reino Unido e Italia y redactó su primera novela, Armancia. En 1828, sin dinero ni éxito literario, solicitó un puesto en la Biblioteca Real, que no le fue concedido; hundido en una pésima situación económica, la muerte del conde Daru, al año siguiente, le afectó particularmente. Superó este período difícil gracias a los cargos de cónsul que obtuvo primero en Trieste y más tarde en Civitavecchia, mientras se entregaba sin reservas a la literatura. En 1830 apareció su primera obra maestra: Rojo y negro, una crónica analítica de la sociedad francesa en la Restauración, en la que Stendhal representó las ambiciones de su época y las contradicciones de la emergente sociedad de clases, destacando sobre todo el análisis psicológico de los personajes y el estilo directo y objetivo de la narración. En 1839 publicó La cartuja de Parma, mucho más novelesca que Rojo y negro, que escribió en tan sólo dos meses y que por su espontaneidad constituye una confesión poética extraordinariamente sincera, aunque sólo recibió el elogio de Balzac. Ambas son novelas de aprendizaje, y participan de rasgos románticos y realistas; en ellas aparece un nuevo tipo de héroe, típicamente moderno, caracterizado por su aislamiento de la sociedad y su enfrentamiento con sus convenciones e ideales, en el que muy posiblemente se refleja en parte la personalidad del propio Stendhal. Falleció de un ataque de apoplejía, sin concluir su última obra, Lamiel, que fue publicada mucho después de su óbito.