Biografia de O'Donnell, Leopoldo
(Santa Cruz de Tenerife, 1809-Biarritz, Francia, 1867) Militar y poítico español. De ascendencia irlandesa, su padre fue gobernador militar de Valencia y nieto del primer conde de La Bisbal. Ingresó en infantería y participó en la Primera Guerra Carlista del lado de los liberales. Su valor y su dedicación le valieron un ascenso rápido: a los veintisiete años ya era general. Combatió en Hernani y en Fuenterrabía, participó luego en la defensa de San Sebastián y por último venció a los carlistas en Oyarzun y en Lucena. A raíz de este último éxito, recibió el título de conde de Lucena y fue nombrado capitán general de Valencia. Más tarde, ayudado por Espartero, expulsó a los carlistas del Maestrazgo. En 1841 se rebeló contra Espartero y, partidario de los moderados, participó con éstos en una conspiración para secuestrar a la reina. Fracasado este complot, tuvo que huir a Francia, desde donde, con la ayuda de Narváez y de la reina madre, conspiró contra el regente. Cuando éste fue depuesto, regresó a España y fue designado capitán general de Cuba, cargo que desempeñó durante cinco años. Tras su regreso a España, se opuso, junto con otros generales, a los gobiernos conservadores de Bravo Murillo y del conde de San Luis. Participó en la sublevación de Vicálvaro, que propició la instauración de un gobierno dirigido por Espartero y en el que O'Donnell ocupó la cartera de Guerra. Se inició de esta manera el Bienio Progresista. Durante el tiempo que estuvo al frente del ministerio de Guerra, fundó su propio partido, la Unión Liberal. En 1856 accedió a la presidencia del gobierno, en la que se mantuvo durante cinco años, salvo un breve paréntesis. Durante su mandato se llevaron a cabo las acciones más representativas del bienio liberal, como la cancelación del proceso de desamortización, la restitución de la Constitución de 1845 o la construcción de la presa de Tetuán, que le granjeó aún más prestigio y el título de duque de Tetuán. Pero, apenas un año más tarde, la presión de los moderados, apoyados discretamente por Isabel II, le obligó a dejar el poder. Pese a todo, la reina lo repuso en su anterior cargo al comprobar que la crisis política no se resolvía. Solucionada la situación, la soberana lo destituyó del cargo y lo reemplazó por Narváez. Este hecho indignó a O'Donnell, que decidió retirarse a Biarritz, donde murió un año más tarde.