Biografia de Kohl, Helmut
(Ludwigshafen, Alemania, 1930) Político alemán. Creció en el seno de una familia católica conservadora. Cuando todavía era un adolescente, fue reclutado e inició su formación militar, pero la Segunda Guerra Mundial finalizó antes de que fuese destinado al frente. Por aquel entonces empezó a interesarse en la política, y a la edad de diecisiete años participó en la formación del grupo Unión Democrática Cristiana (CDU), de su pueblo natal. Se doctoró en ciencias políticas en la Universidad de Heidelberg a los veintiocho años. Un año después fue elegido diputado al Parlamento, como representante de Renania-Palatinado, y en 1969 fue elegido jefe de gobierno de este estado federal. Ocupó luego la presidencia de su formación política, en sustitución de R. Barzel. Casi diez años después, fue nombrado canciller de la RFA. Su política, apoyada por el partido liberal (FDP), se basó, entre otros factores, en el fomento de la competitividad y en auspiciar un crecimiento económico que asegurara bajos niveles de desempleo. Sus reformas fiscales y sanitarias recibieron duras críticas de la oposición y de los sindicatos. Desempeñó un papel muy importante en la reunificación de las dos Alemanias (1987), acontecimiento tras el cual se convirtió en el primer canciller de la nueva Alemania reunificada. Reelegido en 1994, por quinta vez consecutiva, gracias, en buena parte, al prestigio que adquirió a raíz del proceso de reunificación, dos años después pasó a ser el jefe de gobierno democráticamente elegido que más tiempo había permanecido en el poder, al superar los catorce años de Konrad Adenauer. Ese mismo año recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional. En 1997, con Vaclav Klaus, primer ministro checo, firmó un tratado de reconciliación que daba por zanjado el conflicto entre Alemania y la antigua Checoslovaquia, que duraba desde la Segunda Guerra Mundial. Como en las elecciones generales de 1998 el CDU fue superado por el partido socialdemócrata, se vio en la tesitura de poner su cargo a disposición de su partido. Las buenas relaciones que Alemania estableció, durante sus mandatos, con la Francia de Mitterrand, propiciaron un clima económico e ideológico que le valió ser considerado por muchos una pieza clave en el desarrollo del europeísmo.