Biografia de Juan XXIII [Angelo Giuseppe Roncalli]
(Sotto il Monte, Italia, 1881-Roma, 1963) Papa romano (1958-1963). Fue uno de los trece hijos de Giovanni Roncalli, un modesto agricultor establecido en Sotto il Monte, pequeña aldea situada a diez kilómetros escasos de la ciudad de Bérgamo, en Lombardía. Se trataba de una familia humilde, pero no paupérrima ni habituada a largas hambrunas, como se supuso durante su pontificado. Angelo Giuseppe, por su parte, estuvo siempre orgulloso de su procedencia, al tiempo que, una vez que empezó a ocupar cargos de responsabilidad, se mostró muy estricto en cuanto a las ventajas que su situación podía reportar a su familia. Como afirmó en más de una ocasión, su voluntad era la de morir tan humildemente como había nacido, y así fue: al fallecer, dejó a cada miembro de su familia poco más de 3 000 pesetas, toda su fortuna. Aunque nunca fue un estudiante brillante, obtuvo por méritos propios una plaza para estudiar teología en Roma, adonde se trasladó en 1901. Un año más tarde, sin embargo, debió abandonar los estudios para cumplir el servicio militar, lo que realizó en un cuartel de su Bérgamo natal. Tras licenciarse, regresó a Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1904, a los veintitrés años de edad. En 1905 fue promovido a secretario particular del obispo de Bérgamo, Giacomo Radini-Tedeschi, conocido como el prelado más progresista de Italia, quien influyó poderosamente en el joven Roncalli. Durante nueve años simultaneó esta tarea con la docencia en el seminario, del cual fue nombrado director espiritual en 1918. Tras haber regresado a Roma a petición del papa Pío XI, fue nombrado obispo (1925) y designado visitador apostólico en Bulgaria, donde permaneció durante los diez años siguientes tratando de salvaguardar los intereses de la Iglesia Católica ante la Ortodoxa, mayoritaria en el país. En 1934 fue destinado a la delegación apostólica de Grecia y Turquía, gracias a las buenas relaciones que mantenía con las autoridades ortodoxas y a su ascendiente entre las minorías católicas de los países del Este. En 1944, el papa Pío XII le confió una misión de alta responsabilidad: sustituir al nuncio de París Valero Valeri, defenestrado por haber colaborado con el general Philippe Pétain, y con ello restablecer las relaciones entre el gobierno del general De Gaulle y el Vaticano, seriamente dañadas por las posiciones germanófilas defendidas por la sede parisina durante la Segunda Guerra Mundial. Su éxito en dicha tarea fue recompensado en 1953, fecha en que recibió el capelo cardenalicio y la designación de patriarca de Venecia. Cuando parecía que había llegado a su más alto destino, en octubre de 1958 sorprendió al mundo entero al ser elegido Papa. En un primer momento, se pensó que su pontificado sería de transición, dada su avanzada edad y el poco relieve que su figura había tenido hasta la fecha dentro de la curia romana, pero pronto volvió a sorprender por su deseo de celebrar un concilio ecuménico, un sínodo para las diócesis de Roma y proceder a una reforma del derecho canónico. Abrió las sesiones del concilio Vaticano II el primero en casi un siglo en octubre de 1962, con un discurso inaugural en el que expresó su intención de acometer una reforma de la Iglesia basada en el aggiornamento, es decir, su puesta al día. Si bien sólo se celebró una sesión bajo su pontificado, ésta sirvió para originar una apertura sin precedentes en el seno de la Iglesia Católica. El nuevo cambio de rumbo siguió dos ejes fundamentales: una actitud hacia los cristianos no católicos basada en el respeto y la tolerancia, y una posición independiente y sin alianzas en política internacional, sin participación en la férrea división en bloques de la época. Esta última cuestión encontró su fundamento político en la encíclica Pacem in terris, publicada el año 1963 y destinada a asentar la posición del Vaticano en cuestiones referentes a política internacional.