1. Introducción En el siguiente trabajo hablaremos sobre los distintos
sentidos que afectan a los seres humanos y otros animales, y la función de cada
uno de ellos. El principal objetivo es informar acerca del funcionamiento
de los órganos sensoriales y, a partir de eso, diferenciar sus diferentes usos
y las enfermedades que se ocasionan en torno a los mismos.
Hasta el momento sabemos que poseemos cinco sentidos: el
olfato, la vista, el gusto, el oído o audición y el tacto. Cada uno de ellos cumple
una función diferente, aunque en ciertos casos, están conectados, como el olfato
y el gusto. El tacto nos permite sentir la textura de las cosas, si están
fríos o calientes; el olfato nos permite percibir el aroma, y el gusto el sabor
de las comidas. La vista nos deja ver todo lo que nos rodea y el oído, captar
ondas sonoras para que podamos escucharlas. Esto es lo que ampliaremos a continuación. 2.
Receptores Sensoriales Los receptores sensoriales son células especializadas
en la captación de estímulos, que representan la vía de entrada de la información
en el sistema nervioso de un organismo. Los receptores pueden ser neuronas
algo modificadas, las cuales reciben el nombre de células sensoriales primarias;
o células no nerviosas, células sensoriales secundarias, quienes se ponen en contacto
química o eléctricamente con las neuronas. Estas células sensoriales secundarias
se concentran, frecuentemente, en estructuras denominadas órganos sensoriales.
Los órganos sensoriales, en los seres humanos y otros animales, son los órganos
especializados para recibir estímulos del exterior y transmitir el impulso a través
de las vías nerviosas hasta el sistema nervioso central donde se procesa y se
genera una respuesta. Los cinco sentidos son el oído, la vista, el olfato, el
gusto y el tacto, aunque los científicos contabilizan mas de 15 sentidos adicionales,
debido a que las sensaciones generales de las necesidades del organismo, como
la sed, el hambre, la fatiga y el dolor, también se consideran sentidos. Según
el tipo de estimulo que reciben, los receptores se pueden clasificar en: Quimiorreceptores:
se excitan al ponerse en contacto con sustancias químicas por aire o agua, y se
encuentran en los sentidos del gusto y del olfato. También se encuentran en los
senos carotídeos y aórticos, quienes captan los cambios de PH en la sangre.
Mecanorreceptores: reciben la información de tipo mecánico, es decir, responden
al contacto, a las diferencias de presión, a la fuerza de gravedad, etc. Existen
mecanorreceptores especializados, por ejemplo, los estatorreceptores informan
sobre la posición del equilibrio, y los fonorreceptores perciben las ondas sonoras.
Termorreceptores: se especializan en procesar la información sobre los cambios
de temperatura, algunos perciben el frío y otros el calor. Fotorreceptores:
perciben los fotones (cuantos de luz) y transforman la energía electromagnética
en impulsos nerviosos. Tienden a concentrarse en órganos más o menos complejos:
los ojos simples (hombre) o los compuestos (artrópodos)
La visión La visión es una facultad por la cual a través
del ojo, órgano visual, se percibe el mundo exterior. Muchos organismos simples
tienen receptores luminosos capaces de reaccionar ante determinados movimientos
y sombras, pero la verdadera visión se compone por la formación de imágenes en
el cerebro. Los fotorreceptores son las células nerviosas que captan los
fotones y se denominan conos o bastones. En el hombre, ellos se encuentran en
la retina, y a través de ellos se puede obtener la información acerca del volumen,
tamaño, la forma, el color y el movimiento de los objetos. En primer lugar,
las ondas luminosas inciden sobre la retina del ojo, pero si estas ondas son superiores
o inferiores a determinados límites no producen impresión visual. El color depende,
en parte, de la longitud o longitudes de onda de las ondas luminosas incidentes,
que pueden ser simples o compuestas, y en parte del estado del propio ojo, como
ocurre en el daltonismo, que quienes lo padecen invierten los colores cuando la
imagen se forma en el cerebro. La luminosidad aparente de un objeto depende de
la amplitud de las ondas luminosas que pasan de él al ojo. Dentro de los
principios ópticos normales, un punto por encima de la línea directa de visión
queda un punto por debajo del centro de la retina y viceversa, es decir si la
retina fuera observada por otra persona, el observador vería que la imagen del
objeto formada en ella es una imagen invertida (está al revés). Cualquier incremento
en la magnitud de la imagen retiniana suele estar asociado con la proximidad del
objeto, aunque ciertas veces la mente asigna a cierto objeto una talla determinada
o conocida. El ojo En su conjunto es llamado globo ocular y es una estructura
esférica de aproximadamente 2,5 cm de diámetro con una marcado abombamiento o
curvatura sobre su superficie delantera. La parte exterior, o la cubierta, se
compone de tres capas de tejido: - La esclerótica, es la más externa
y tiene una función protectora, cubre unos cinco sextos de la superficie ocular
y se prolonga en la parte anterior con la córnea transparente.
- La capa
media o úvea tiene a su vez tres partes diferenciadas: la coroides -muy vascularizada,
reviste las tres quintas partes posteriores del globo ocular- continúa con el
cuerpo ciliar, formado por los procesos ciliares, y a continuación el iris, que
se extiende por la parte frontal del ojo.
- La capa más interna es la retina,
sensible a la luz. Es una capa compleja compuesta por conos y bastones que se
encuentran en su superficie exterior detrás de una capa de tejido pigmentado.
Según nos alejamos del área sensible, las células con forma de cono se vuelven
más escasas y en los bordes exteriores de la retina sólo existen las células con
forma de bastones. La retina tiene una pequeña mancha de color amarillo, llamada
mácula lútea; en su centro se encuentra la fóvea central, la zona del ojo con
mayor agudeza visual. El nervio óptico entra en el globo ocular por debajo y algo
inclinado hacia el lado interno de la fóvea central, originando en la retina una
pequeña mancha redondeada llamada disco óptico. Esta estructura forma el punto
ciego del ojo, ya que carece de células sensibles a la luz.
La córnea
es una membrana resistente, que posee el ojo y está compuesta por cinco capas,
a través de la cual la luz penetra en el interior del ojo. Por detrás, hay una
cámara llena de un fluido claro y húmedo, llamado humor acuoso, que separa la
córnea de la lente del cristalino (esta lente es una esfera aplanada constituida
por un gran número de fibras transparentes dispuestas en capas y está conectada
con el músculo ciliar, que tiene forma de anillo y la rodea mediante unos ligamentos). El
iris es una estructura pigmentada suspendida entre la córnea y el cristalino y
tiene una abertura circular en el centro, la pupila. El tamaño de la pupila depende
de un músculo que rodea sus bordes, aumentando o disminuyendo cuando se contrae
o se relaja, controlando la cantidad de luz que entra en el ojo. Por detrás
de la lente, el cuerpo principal del ojo está lleno de una sustancia transparente
y gelatinosa, el humor vítreo, encerrado en un saco delgado que recibe el nombre
de membrana hialoidea. La presión del humor vítreo mantiene distendido el globo
ocular. Visión estereoscópica Los seres humanos y otros animales son
capaces de enfocar los dos ojos sobre un objeto, lo que permite una visión estereoscópica,
fundamental para percibir la profundidad. Este proceso consiste en la muestra
una imagen desde dos ángulos ligeramente diferentes, que los ojos funden en una
imagen tridimensional única. Defectos de la visión El trastorno más
común de la visión está provocado por cristales u otros cuerpos opacos pequeños
presentes en los humores del ojo los cuales no suelen ser mas que una molestia
pasajera. Mucho más serias son las opacidades denominadas cataratas, que se desarrollan
en las lentes oculares como consecuencia de lesión mecánica, edad avanzada o dietas
carenciales. La opacidad de la córnea también provoca una pérdida de transparencia;
el trasplante de una parte de la córnea sana procedente de otra persona puede
solucionar este problema. Deficiencias de la visión: la hemeralopía está
causada por una incipiente opacidad en uno o más de los tejidos oculares. La nictalopía
se debe a una deficiencia de rodopsina en la retina originada por una falta de
vitamina A. La ceguera para los colores se atribuye a un defecto congénito de
la retina o de otras partes nerviosas del tracto óptico. La ambliopía es una deficiencia
en la visión sin daño estructural aparente, que puede deberse a un exceso del
consumo de drogas, tabaco, alcohol, estar asociada con la histeria o con la uremia,
o a la falta de uso de un ojo, en ocasiones como consecuencia de un defecto visual
grave en él. Deformaciones: la miopía y la hipermetropía están causadas
por una falta de simetría en la forma del globo ocular, o por defecto, por la
incapacidad de los músculos oculares para cambiar la forma de las lentes y enfocar
de forma adecuada la imagen en la retina. La miopía puede corregirse con el empleo
de lentes bicóncavas y la hipermetropía requiere lentes convexas. La presbicia
se debe a la pérdida de elasticidad de los tejidos oculares con la edad; suele
empezar a partir de los 45 años, y es similar a la hipermetropía. Todas estas
alteraciones se corrigen con facilidad con el uso de lentes adecuadas. El astigmatismo
resulta de la deformación de la córnea o de la alteración de la curvatura de la
lente ocular, con una curvatura mayor a lo largo de un meridiano que del otro;
el resultado es una visión distorsionada debido a la imposibilidad de que converjan
los rayos luminosos en un sólo punto de la retina. Los defectos, debilidad
o parálisis de los músculos externos del globo ocular pueden originar defectos
de la visión como la diplopía o visión doble, y el estrabismo, o bizquera. En
los casos incipientes, el estrabismo puede curarse con el uso de lentes con forma
de cuña; en estados avanzados suele ser necesaria la cirugía de los músculos oculares. Ceguera:
la presión en el nervio óptico puede ser causa de ceguera en la mitad derecha
o izquierda, o en la mitad interior o exterior de los ojos. La separación de la
retina desde el interior del globo ocular provoca ceguera, ya que la retina se
desplaza al fondo del ojo, fuera del campo de la imagen formada por las lentes.
La corrección permanente requiere cirugía. 3. El oídoEl
oído es el órgano responsable de la audición y el equilibrio, y está compuesto
por mecanorreceptores quienes captan las vibraciones y las transforman en impulsos
nerviosos que irán hasta el cerebro, donde los estímulos serán interpretados. Se
divide en tres zonas: externa, media e interna. El oído externo es la parte
del aparato auditivo que se encuentra en posición lateral al tímpano o membrana
timpánica. Comprende la oreja o pabellón auricular (lóbulo externo del oído) y
el conducto auditivo externo, que mide tres centímetros de longitud. El
oído medio se encuentra situado en la cavidad timpánica llamada caja del tímpano,
cuya cara externa está formada por la membrana timpánica, o tímpano, que lo separa
del oído externo. Incluye el mecanismo responsable de la conducción de las ondas
sonoras hacia el oído interno. Es un conducto estrecho, que se extiende unos quince
milímetros en un recorrido vertical y otros quince en recorrido horizontal. El
oído medio está en comunicación directa con la nariz y la garganta a través de
la trompa de Eustaquio, que permite la entrada y la salida de aire del oído medio
para equilibrar las diferencias de presión entre éste y el exterior. Hay una cadena
formada por tres huesos pequeños y móviles (huesecillos) que atraviesa el oído
medio. Estos tres huesos reciben los nombres de martillo, yunque y estribo. Los
tres conectan acústicamente el tímpano con el oído interno, que contiene un líquido. El
oído interno, o laberinto, se encuentra en el interior del hueso temporal que
contiene los órganos auditivos y del equilibrio, que están inervados por los filamentos
del nervio auditivo. Está separado del oído medio por la fenestra ovalis, o ventana
oval. El oído interno consiste en una serie de canales membranosos alojados en
una parte densa del hueso temporal, y está dividido en: cóclea (en griego, 'caracol
óseo'), vestíbulo y tres canales semicirculares. Estos tres canales se comunican
entre sí y contienen un fluido gelatinoso denominado endolinfa. Capacidad
auditiva Las ondas sonoras son cambios en la presión del aire que son transmitidas
a una velocidad de un kilómetro por segundo, e impactan sobre la membrana del
tímpano, en el cual se produce una vibración. La fisiología de la audición
consta de los siguientes pasos: Las ondas sonoras provocan la vibración de
la membrana timpánica, la que a su vez induce el movimiento de los huesecillos.
Este movimiento origina, una presión sobre la ventana oval, que se transmite a
la perilinfa. La perilinfa transmite las vibraciones a las paredes del caracol
membranoso, y este a la endolinfa contenida en él. La endolinfa, por su parte,
conduce dichas vibraciones a las células ciliadas del órgano de Corti. Las
células ciliadas son los receptores que generan el impulso nervioso que llega
al centro de la audición del cerebro. El impulso nervioso se transmite a través
de la vía auditiva. Por lo tanto, las ondas sonoras se propagan por tres
medios diferentes: gaseoso (en el conducto auditivo externo); sólido (oído medio,
transmisión entre huesecillos), y líquido (oído interno, en la endolinfa del caracol
membranoso, donde excitan a las células ciliadas). El rango de audición,
igual que el de visión, varía de unas personas a otras. El rango máximo de audición
en el hombre incluye frecuencias de sonido desde 16 hasta 28.000 ciclos por segundo.
El menor cambio de tono que puede ser captado por el oído varía en función del
tono y del volumen. La sensibilidad del oído frente a la intensidad del
sonido (volumen) también varía con la frecuencia. La sensibilidad a los cambios
de volumen es mayor entre los 1.000 y los 3.000 ciclos, de manera que se pueden
detectar cambios de un decibelio. Esta sensibilidad es menor cuando se reducen
los niveles de intensidad de sonido. Las diferencias en la sensibilidad del oído
a los sonidos fuertes causan varios fenómenos importantes. Los tonos muy altos
producen tonos diferentes en el oído, que no están presentes en el tono original:
pueden incrementar hasta una nota de la escala musical. Los tonos bajos tienden
a hacerse cada vez más bajos a medida que aumenta la intensidad del sonido. Este
efecto sólo se percibe en tonos puros. Equilibrio Los canales semicirculares
y el vestíbulo están relacionados con el sentido del equilibrio. En estos canales
hay pelos similares a los del órgano de Corti, y detectan los cambios de posición
de la cabeza. Los tres canales semicirculares se extienden desde el vestíbulo
formando ángulos más o menos rectos entre sí, lo cual permite que los órganos
sensoriales registren los movimientos que la cabeza realiza en cada uno de los
tres planos del espacio: arriba y abajo, hacia adelante y hacia atrás, y hacia
la izquierda o hacia la derecha. Sobre las células pilosas del vestíbulo se encuentran
unos cristales de carbonato de calcio, conocidos en lenguaje técnico como otolitos
y en lenguaje coloquial como arenilla del oído. Cuando la cabeza está inclinada,
los otolitos cambian de posición y los pelos que se encuentran debajo responden
al cambio de presión. Los ojos y ciertas células sensoriales de la piel y de tejidos
internos, también ayudan a mantener el equilibrio; pero cuando el laberinto del
oído está dañado, o destruido, se producen problemas de equilibrio. Es posible
que quien padezca una enfermedad o un problema en el oído interno no pueda mantenerse
de pie con los ojos cerrados sin tambalearse o sin caerse. Enfermedades
del oído Las enfermedades del oído externo, medio o interno pueden producir
una sordera total o parcial; además, la mayor parte de las enfermedades del oído
interno están asociadas a problemas con el equilibrio. Entre las enfermedades
del oído externo se encuentran las malformaciones congénitas o adquiridas; la
inflamación producida por quemaduras, por congelación o por alteraciones cutáneas,
y la presencia de cuerpos extraños en el canal auditivo externo. Entre las enfermedades
del oído medio se encuentran la perforación del tímpano y las infecciones. En
el oído interno pueden producirse alteraciones tales como las producidas por trastornos
congénitos y funcionales, por drogas y por otras sustancias tóxicas, problemas
circulatorios, heridas y trastornos emocionales. La otalgia, o dolor de oídos,
no siempre está relacionada con alguna enfermedad del oído; a veces la causa se
encuentra en un diente incrustado, sinusitis, amigdalitis, lesiones nasofaríngeas
o adenopatías cervicales. El tratamiento depende de cuál sea la causa principal.
El acúfeno es un zumbido persistente que se percibe en los oídos y puede producirse
como consecuencia de alguna de las alteraciones anteriores; otras causas pueden
ser la excesiva cantidad de cera en el oído, alergias o tumores. Con frecuencia,
el acúfeno persistente se debe a la exposición prolongada a un ruido excesivo
que daña las células pilosas de la cóclea. A veces las personas que padecen esta
alteración pueden utilizar un enmascarador de sonido para paliar el problema. Enfermedades
del oído externo Entre las malformaciones congénitas del oído externo destaca
la ausencia del pabellón auditivo, e incluso la apertura del canal auditivo externo.
Si las estructuras del oído medio son anormales es posible realizar una cirugía
reconstructora de la cadena de huesecillos para restablecer parte de la capacidad
auditiva. Entre las malformaciones adquiridas del oído externo se encuentran los
cortes y las heridas. El otematoma, conocido como oído en forma de coliflor y
típico de los boxeadores, es el resultado frecuente de los daños que sufre el
cartílago del oído cuando va acompañado de hemorragia interna y una producción
excesiva de tejido cicatrizante. La inflamación del oído externo puede aparecer
como consecuencia de cualquier enfermedad que produzca a su vez inflamación de
la piel; es el caso de las dermatitis producidas por quemaduras, lesiones y congelaciones.
Enfermedades cutáneas como la erisipela o la dermatitis seborreica afectan al
oído con mucha frecuencia. Tuberculosis y sífilis cutánea son algunas de las enfermedades
más raras que también afectan al oído externo. La presencia de cuerpos extraños
en el canal auditivo externo (insectos, algodón y cerumen -la cera que segrega
el oído-) produce alteraciones auditivas y deben ser extraídos con cuidado. Enfermedades
del oído medio La perforación del tímpano puede ocurrir por una lesión producida
por cualquier objeto afilado, por sonarse la nariz con fuerza, al recibir un golpe
en el oído, o a causa de cambios súbitos en la presión atmosférica. La infección
del oído medio, aguda o crónica, se denomina otitis media. En la otitis media
supurativa aguda se incluyen todas las infecciones agudas del oído medio producidas
por bacterias piógenas. Por lo general, estas bacterias llegan al oído medio a
través de la trompa de Eustaquio. Cuando el mastoides resulta afectado, la otitis
media se puede complicar y, con frecuencia, se produce sordera debido a la formación
de adherencias y granulaciones de tejidos que impiden el movimiento del tímpano
y de los huesecillos. Si se produce una distensión dolorosa del tímpano puede
ser necesario realizar una intervención quirúrgica para permitir el drenaje del
oído medio. Desde que se comenzaron a utilizar de forma generalizada la penicilina
y otros antibióticos, las complicaciones que afectan al mastoides son mucho menos
frecuentes. La otitis media supurativa crónica puede producirse como consecuencia
de un drenaje inadecuado del pus durante una infección aguda. Esta patología no
responde con facilidad a los agentes antibacterianos debido a que se producen
cambios patológicos irreversibles. Las otitis medias no supurativas, o serosas,
agudas y crónicas, se producen por la oclusión de la trompa de Eustaquio a causa
de un enfriamiento de cabeza, amigdalitis o adenoiditis, sinusitis, o por viajar
en un avión no presurizado. La forma crónica también puede producirse como consecuencia
de infecciones bacterianas producidas por neumococos o por Haemophilus influenzae.
Debido a que la descarga serosa (acuosa) empeora la capacidad auditiva, se ha
sugerido la posibilidad de que los niños que padezcan otitis media puedan encontrar
dificultades para el desarrollo del lenguaje. Se han utilizado diversos tratamientos,
entre ellos el uso de antibióticos y antihistamínicos, la extirpación de amígdalas
y adenoides, y la inserción de tubos de drenaje en el oído medio. Uno de
cada mil individuos adultos padece una pérdida de su capacidad auditiva debido
a una otosclerosis, u otospongiosis, que consiste en la formación de hueso esponjoso
entre el estribo y la ventana oval. Como consecuencia de esta formación de tejido,
el estribo queda inmovilizado y ya no puede transmitir información hacia el oído
interno. Cuando esta alteración progresa, es necesario eliminar los depósitos
óseos mediante cirugía, y reconstruir la conexión entre el estribo y la ventana
oval. En ocasiones, el estribo se reemplaza por una prótesis similar a un émbolo.
Incluso tras haber efectuado una operación quirúrgica con éxito puede continuar
depositándose tejido óseo y producirse la pérdida de capacidad auditiva años después. Enfermedades
del oído interno Las enfermedades del oído interno también pueden alterar
el sentido del equilibrio e inducir síntomas de mareo. Estos síntomas también
pueden deberse a anemia, hipertermia, tumores del nervio acústico, exposición
a un calor anormal, problemas circulatorios, lesiones cerebrales, intoxicaciones
y alteraciones emocionales. El vértigo de Ménière aparece como consecuencia de
lesiones producidas en los canales semicirculares y produce náuseas, pérdida de
la capacidad auditiva, acúfenos o ruido en los oídos y alteraciones del equilibrio.
A veces está indicada la destrucción del laberinto pseudomembranoso mediante criocirugía
o por irradiación con ultrasonidos para combatir vértigos que no tienen tratamiento. La
destrucción traumática del órgano de Corti en el oído interno es la responsable
de una gran proporción de los casos de sordera total. En los últimos años, los
científicos han desarrollado un dispositivo electrónico destinado a adultos que
padecen sordera profunda, que se conoce como implante coclear. Este aparato convierte
las ondas sonoras en señales eléctricas que se liberan en unos electrodos implantados
en la cóclea, y de esta manera se produce la estimulación directa del nervio auditivo.
Sin embargo, los sonidos que produce son poco definidos y hasta ahora el implante
coclear se utiliza sobre todo como una ayuda para poder leer en los labios. 4.
El Tacto El tacto, es otro de los cinco sentidos de los seres humanos
y de otros animales. A través del tacto, el cuerpo percibe el contacto con las
distintas sustancias, objetos, etcétera. Los seres humanos presentan terminaciones
nerviosas especializadas y localizadas en la piel, que se llaman receptores del
tacto. Los receptores se estimulan ante una deformación mecánica de la piel y
transportan las sensaciones hacia el cerebro a través de fibras nerviosas. Los
receptores se encuentran en la epidermis, que es la capa más externa de la piel,
y están distribuidos por todo el cuerpo de forma variable, por lo que aparecen
zonas con distintos grados de sensibilidad táctil en función de los números de
receptores que contengan. Los receptores del tacto están constituidos por
los discos de Merkel. Este, a su vez, esta dividido en diferentes tipos de terminaciones
encapsuladas, que serán detalladas a continuación: Corpúsculo de Pacini: están
situados en diferentes regiones del cuerpo, pero predominan en los dedos de las
manos y de los pies. Captan los estímulos de presión, estiramientos rápidos o
cualquier deformación de la piel. La señal que transmiten solo dura una fracción
de segundo. Esta es una forma compleja de receptor del tacto en la cual los terminales
forman nódulos diminutos o bulbos terminales Corpúsculo de Meissner: se hallan
en las puntas de los dedos, en los labios, las plantas de los pies y las palmas
de las manos. Están especializados en el tacto fino: reconocen los detalles de
los objetos que tocamos; también intervienen cuando buscamos algo en el bolsillo
y lo reconocemos, sin verlo, por su forma y textura. Corpúsculo de Krause:
se distribuyen en la lengua y en los órganos sexuales; y se especializan en captar
el frío. Corpúsculo de Rufini: se encuentran en las palmas de las manos, las
plantas de los pies y en las puntas de los dedos. Nos informan sobre el estiramiento
de los tejidos y la posición de las cápsulas articulares; y captan el calor. El
tacto es el menos especializado de los cinco sentidos, pero a base de usarlo se
puede aumentar su agudeza; los ciegos, por ejemplo, tienen un sentido táctil muy
delicado que les permite leer las letras del sistema Braille. La piel
La piel es una parte del organismo que protege y cubre la superficie del cuerpo.
Contiene órganos especiales que suelen agruparse para detectar las distintas sensaciones,
como la temperatura y el dolor. La piel posee, en un corte transversal,
tres capas: la epidermis, la dermis y la capa subcutánea. La que interviene principalmente
en la función del tacto es la epidermis o cutícula, ya que es la más externa Tiene
varias células de grosor y posee una capa externa de células muertas que son eliminadas
de forma constante de la superficie de la piel y sustituidas por otras células
formadas en una capa basal celular, que recibe el nombre de estrato germinativo
(stratum germinativum) y que contiene células cúbicas en división constante. Las
células generadas en él se van aplanando a medida que ascienden hacia la superficie,
dónde son eliminadas; también contiene los melanocitos o células pigmentarias
que contienen melanina en distintas cantidades. Enfermedades Cutáneas
Urticaria La urticaria es una alteración alérgica de la piel caracterizada
por la aparición repentina o reiterada de manchas, ronchas u otras manifestaciones,
que son lesiones cutáneas elevadas de bordes irregulares que se acompañan de inflamación
y prurito. La enfermedad aparece asociada con frecuencia a la fiebre del heno
o a el asma. Está causada por una reacción alérgica de aparición rápida tras la
ingestión, inhalación, inyección o contacto con el antígeno específico. Psoriasis
Es una enfermedad crónica y recurrente de la piel, que se caracteriza por la aparición
de placas eritematoescamosas y pápulas sobre la superficie cutánea. Las lesiones
suelen estar ligeramente elevadas sobre la superficie normal de la piel y se diferencian
de forma clara de la piel normal; su color va del rojo al castaño rojizo. Suelen
estar cubiertas por pequeñas escamas blanco grisáceas que se adhieren a la erupción
subyacente y, que si se quitan, dejan una superficie eritematosa con puntos hemorrágicos.
La extensión de la enfermedad puede variar desde algunas lesiones pequeñas a la
afección generalizada de la mayor parte de la superficie cutánea. Afecta de forma
característica los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y el pecho. Dermatitis
Este término se refiere a una inflamación de la piel o dermis. Los síntomas son
enrojecimiento, dolor y exudación de la zona cutánea afectada. En los casos de
larga duración es característica la formación de costras, y la sequedad y descamación
de la piel. El término dermatitis se utiliza indistintamente con el de eccema,
que se refiere de una forma más específica a ciertas enfermedades no contagiosas
de la piel. La inflamación puede deberse a parásitos o irritantes físicos o químicos.
5. El Olfato Este sentido permite percibir
los olores. La nariz, equipada con nervios olfativos, es el principal órgano del
olfato. Los nervios olfativos son también importantes para diferenciar el gusto
de las sustancias que se encuentran dentro de la boca. Es decir, muchas sensaciones
que se perciben como sensaciones gustativas, tienen su origen, en realidad, en
el sentido del olfato. Las sensaciones olfatorias son difíciles de describir
y de clasificar. Sin embargo, se han realizado clasificaciones fijándose en los
elementos químicos asociados a los olores de las sustancias. Ciertas investigaciones
indican la existencia de siete olores primarios: alcanfor, almizcle, flores, menta,
éter (líquidos para limpieza en seco, por ejemplo), acre (avinagrado) y podrido.
Estos olores primarios corresponden a siete tipos de receptores existentes en
las células de la mucosa olfatoria. Las investigaciones sobre el olfato señalan
que las sustancias con olores similares tienen moléculas del mismo tipo. Estudios
recientes indican que la forma de las moléculas que originan los olores determina
la naturaleza del olor de esas moléculas o sustancias. Se piensa que estas moléculas
se combinan con células específicas de la nariz, o con compuestos químicos que
están dentro de esas células. La captación de los olores es el primer paso de
un proceso que continúa con la transmisión del impulso a través del nervio olfativo
y acaba con la percepción del olor por el cerebro. La nariz La nariz
es el órgano del sentido del olfato, que también forma parte del aparato respiratorio
y vocal. Desde el punto de vista anatómico, puede dividirse en una región externa,
el apéndice nasal, al cual se restringe el término en lenguaje coloquial, y una
región interna, constituida por dos cavidades principales, o fosas nasales, que
están separadas entre sí por un septo o tabique vertical. Las fosas nasales se
subdividen por medio de huesos esponjosos o turbinados, llamados cornetas, que
se proyectan desde la pared externa. Entre ésta y cada cornete queda un espacio
llamado meato, por ellos se comunican varios senos de los huesos maxilar superior,
frontal, esfenoides y etmoides, a través de aberturas estrechas. Por lo
general, los bordes de los orificios nasales están recubiertos de pelos fuertes
que atraviesan las aberturas y sirven para impedir el paso de sustancias extrañas,
tales como polvo o insectos pequeños, que podrían ser inhalados con la corriente
de aire que se produce durante la respiración. Una parte del esqueleto, o armazón,
de la nariz está constituido por los huesos que forman la parte superior y los
laterales del puente, y la otra parte está constituida por cartílago. En cada
lado existe un cartílago lateral superior y un cartílago lateral inferior. A este
último están unidas tres o cuatro placas cartilaginosas pequeñas, que reciben
el nombre de cartílagos sesamoides. El cartílago del septo separa las fosas nasales
entre sí y, asociado a la placa perpendicular del etmoides y al vómer, da lugar
a una división completa entre la fosa nasal derecha y la izquierda. Las
cavidades nasales son altas y muy profundas, y constituyen la parte interna de
la nariz. Se abren en la parte frontal por los orificios nasales y, en el fondo,
terminan en una abertura en cada lado de la parte superior de la faringe, por
encima del paladar blando, y cerca de los orificios de las trompas de Eustaquio
que conducen a la cavidad timpánica del oído. En la región olfativa, que
es la región de la nariz responsable del sentido del olfato, la membrana mucosa
es muy gruesa y adopta una coloración amarillenta; constituye la llamada pituitaria
amarilla. Está formada por células epiteliales y células nerviosas, cuyos axones
atraviesan la lámina cribosa del hueso etmoides para llegar hasta los bulbos olfativos
y establecen conexiones o sinapsis con las neuronas situadas allí. De los bulbos
olfativos parten las vías olfatorias que llegarán a la corteza cerebral, donde
se generará una respuesta. Las células nerviosas o receptores olfatorios sufren
un proceso de acomodación: para ser excitados necesitan cantidades muy pequeñas
de una sustancia olorosa, pero pierden esta capacidad muy pronto y dejan de percibirla;
cantidades mayores de esta sustancia o la exposición a otra distinta consiguen
estimularlos de nuevo. Enfermedades asociadas
al olfato y la nariz El resfriado es una enfermedad infecciosa aguda del tracto
respiratorio superior causada por más de cien tipos de virus. La infección afecta
a las membranas mucosas de la nariz y de la garganta, y provoca síntomas como
congestión, que evita el normal funcionamiento del olfato, y secreción nasal,
dolor de garganta y tos. La rinitis es un trastorno inflamatorio de la membrana
mucosa de la nariz. Se caracteriza por secreción nasal acuosa asociada con congestión
y dificultad para respirar por la nariz. Muchos casos se deben al resfriado común
(ejemplo anterior). Otros pueden relacionarse con alergias nasales, irritación
por la respiración de irritantes y contaminantes, empleo de ciertos medicamentos,
u otras enfermedades. Una variante de la rinitis, es la fiebre del heno,
que es una forma de rinitis estacional causada por alergia al polen. Sus síntomas
son ataques intensos de estornudo, inflamación de la mucosa nasal y los ojos,
y respiración dificultosa. La fiebre del heno aparece cada año en la misma estación.
Es una reacción a la inhalación de los pólenes transportados en el aire y a los
cuales el individuo es sensible. 6. El Gusto Este
facultad de los humanos, entre otros animales, actúa por contacto de sustancias
solubles con la lengua. El ser humano es capaz de percibir un abanico amplio de
sabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura,
temperatura, olor y gusto. Considerado de forma aislada, el sentido del gusto
sólo percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de
ellos es detectado por un tipo especial de papilas gustativas. La lengua
posee casi 10.000 papilas gustativas que están distribuidas de forma desigual
en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a clases determinadas
de compuestos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general, las papilas
sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la punta de la lengua,
las sensibles al ácido ocupan los lados y las sensibles al amargo están en la
parte posterior. Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en
la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a través de los poros
de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con células sensoriales.
Cuando un receptor es estimulado por una de las sustancias disueltas, envía impulsos
nerviosos al cerebro. La frecuencia con que se repiten los impulsos indica la
intensidad del sabor; es probable que el tipo de sabor quede registrado por el
tipo de células que hayan respondido al estímulo. La Lengua La lengua
es un órgano musculoso de la boca y es el asiento principal del gusto y parte
importante en la fonación y en la masticación y deglución de los alimentos. La
lengua está cubierta por una membrana mucosa, y se extiende desde el hueso hioides
en la parte posterior de la boca hacia los labios. La cara superior, los lados
y la parte anterior de la cara inferior son libres, solo el resto está unido a
la cavidad bucal, lo que permite muchos y diversos movimientos. La textura rugosa
de la cara superior está dada por las papilas gustativas, captadoras del gusto.
El color de la lengua suele ser rosado, lo que indica un buen estado de salud;
cuando pierde color es síntoma de algún trastorno. La lengua posee diferentes
y muy importantes funciones. La principal, que ya nombramos anteriormente es la
contención de los receptores gustativos, quienes nos permiten degustar los alimentos;
en la masticación, la lengua empuja los alimentos contra los dientes; y en la
deglución, lleva los alimentos hacia la faringe y más tarde hacia el esófago,
cuando la presión que ejerce la lengua provoca el cierre de la tráquea. También
contribuye, junto con los labios, los dientes y el paladar duro, a la articulación
de palabras y sonidos. 7. ConclusionesEn
este trabajo desarrollamos los sentidos del gusto, tacto, olfato, oído y vista,
especificando en cada uno de ellos sus principales órganos y de la manera que
funcionan cada uno de ellos, así como también si poseen alguna relación entre
sí. Y por lo visto, vemos que se algunos se relacionan y que son fundamentales
para una vida a pleno.
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