Se reunieron un día las zorras a orillas del río Meandro con
el fin de calmar su sed; pero las aguas estaban muy turbulentas, y aunque
se estimulaban unas a otras, ninguna se atrevía a ingresar al río. Al
fin una de ellas habló queriendo humillar a las demás, burlándose de su cobardía
y presumiendo de ser ella la más valiente. Así, saltó al agua atrevida e
imprudentemente. Pero la corriente la arrastró al centro del río, y entonces
las demás, siguiéndola desde la orilla le gritaban: -- ¡ No nos dejes
hermana, vuelve y dinos donde podremos beber agua sin peligro ! Pero
ella, arrastrada sin remedio alguno, contestó: -- Llevo un mensaje para Mileto;
cuando vuelva les enseñaré el lugar. Por lo general, los fanfarrones
siempre están al alcance del peligro.
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