ACUARIO
LOS ACUARIOS ANTIGUOS Y MODERNOS
Entre los pueblos que de más antiguo conocieron y utilizaron los acuarios, se cuentan los chinos y japoneses, que los han instalado e instalan ya como muebles de caprichosísima forma y gran lujo para el interior de las habitaciones formando grandiosos viveros en extensísimos parques; entre los romanos se generalizó también bastante la formación de lagos y grandes viveros para criar y cebar peces comestibles. En España, desde la dominación romana y principalmente entre las comunidades religiosas, se destinaron antiguamente algunos estanques, charcas y albercas a la cría y ceba de varias especies de animales de agua dulce.
Pero los acuarios modernos, por su construcción y objeto, tienen un carácter completamente distinto de los acuarios y viveros antiguos, y puede decirse que constituyen una invención de la civilización moderna.
Los acuarios actuales puede asegurarse que datan desde que, a mediados del siglo, se resolvió el problema de conservar el agua dulce o salada en los viveros y peceras, sin necesidad de renovarla, problema cuya resolución descansa en la ley de la compensación entre la respiración animal y la nutrición atmosférica vegetal o respiración clorofílica.
Los naturalistas ingleses fueron los primeros en idear procedimientos para que pudiesen vivir los animales sin tener que mudas el agua, siendo Johnston el primero que resolvió el problema por el camino indicado. Warrington comunicó en 1850 a la Sociedad de Químicos de Londres nuevos experimentos basados en el mismo principio realizados en agua dulce, y Gosse, un poco más tarde, obtuvo los mismos resultados en agua salada.
Entonces fue cuando, conocido ya el modo de facilitar la respiración a los seres acuáticos criados artificialmente, se empezaron a construir acuarios de salón y en 1853 inauguró Mitchell, secretario de la Sociedad Zoológica de Londres, el gran acuario del jardín de Regent's Park. Pocos años después, en 1862, se construyó el del bosque de Boloña en París, dirigido primero por Mitchell y después por Llody.
En estos últimos veinticinco años son ya muchos los acuarios importantes construidos en las estaciones y jardines zoológicos, en los parques de las exposiciones, en algunos centros de estudio y en los parques de algunos hombres opulentos, sin contar el sin número de acuarios de salón que tanto entre los hombres de ciencia, para estudios y observaciones, como entre personas de gusto para adorno y curiosidad, se hallan establecidos por todas partes.