ACUARIO
PLANTAS DEL ACUARIO DE DULCE DE SALÓN
Reguladas la acción del calor y de la luz, procede en seguida poblar el acuario de vegetales y animales. Las plantas no son puro adorno, sino que satisfacen dos fines, el de proporcionar alimento a algunas especies animales, y además, y este es el principal, el de suministrar grandes cantidades de oxígeno, contribuyendo así al sostenimiento de la respiración animal.
Las plantas que deben preferirse son las de coloración verde intensa, procurando que entre éstas las haya flotantes o que vivan en las capas superficiales de las aguas y también de raíces que se extiendan y prendan en el fondo.
Entre las primeras se hallan las confervas, muy abundantes en las aguas dulces, especialmente la ova de río o verdín (conferva rivularis); las lemnas o lentejas de agua, que se multiplican fácilmente en las charcas, estanques y pilones; las rizocárpeas, plantitas flotantes de las aguas dulces de las regiones templadas, que al par que crecen por una de sus extremidades, se van destruyendo por la otra; algas y fucos de variadas especies, y por último el licopodio dentado, planta propia de sitios húmedos y umbríos que se presta maravillosamente a dar vistoso y agradable aspecto al receptáculo.
Entre las plantas cuyas raíces se extiendan y aseguren por el fondo y grietas de las grutas del acuario deben contarse varias especies de nayádeas, caráceas, hidrocarídeas y halorágeas.
Las nayádeas son matitas que nacen en las orillas de los arroyuelos de poco fondo, como sucede al Potomayeton crispum, al P. lucens y otros del mismo género; las caráceas abundan en el fondo de las aguas tranquilas de los lagos, estanques y pantanos, siendo muy conocidas la Chara fragilis y la Nitella opaca; entre las hidrocarídeas debe citarse la valisneria, notable por sus especiales movimientos en la estación de los amores y el hidrocharis morsus-ranae, hermosa hierba perenne que flota sobre las aguas dulces tranquilas cuando está en flor y se sumerge cuando está en fruto. Las halorágeas comprenden muchas especies útiles para el acuario; entre ellas se encuentra el Calatriche acuatico, del grupo de los calitriquios, muy a propósito para los sitios oscuros del receptáculo y que suministra mucho oxígeno; los hipurides, y de ellos el hipuride común o pino acuático y la dilatada familia de los miliófilos, que pueblan las aguas estancadas.
Y además de todas éstas y para contribuir a la ornamentación de los recipientes, pueden contarse ya en lugar secundario los líquenes, musgos, pequeños helechos y selaginelas. Al recolectar las algas, lentejas de agua, confinas y cuantas plantas se juzguen, como las citadas, útiles para el acuario, debe arrancarse con ellas el légamo adherido a sus raíces, lo cual asegurará después su vida en el acuario.
Con todas las referidas plantas y el cieno que llevan adherido van siempre revueltos infinidad de seres animales, como las hidras de agua dulce, moluscos, crustáceos y hasta peces, sin contar variadísimo número de infusorios, de modo que si dichas plantas se depositan, antes de llevarlas al acuario, en una vasija de agua dulce, allí podrán avivar y reproducirse muchos de dichos seres que servirán después para surtir al acuario.