ACTOR
ACTORES Y ACTRICES DE MÉRITO EN ESPAÑA
Con esto no es extraño que la profesión de actor no fuese todavía muy estimada y que no cesaran las censuras y prevenciones contra ella. Todo tenía sus excepciones, y los actores honrados y de méritos, gozaban no escasa consideración social, como lo prueba el caso de Lope de Rueda, enterrado en la misma catedral de Córdoba; Alonso de Olmedo, uno de los más célebres actores del siglo xviii murió en Alicante, y asistió al cabildo a sus exequias, que se celebraron con gran ostentación; a Damian Arias, otro famoso actor, le mandó enterrar en su capilla el duque de Arcos, y así otros por el estilo.
Sebastián de Prado, el rival de Olmedo, fue estimadísimo y considerado en Madrid y en todas partes, y concluyó retirándose del teatro y haciéndose sacerdote; y él y otros muchos gozaron del favor de los monarcas.
En cuanto a las actrices, si bien las había muy aventureras y poco honestas y otras separadas de sus maridos, no faltaban entre ellas mujeres muy honradas y cristianas, como Antonia Granados, con quien casó el caballero D. Pedro Antonio de Castro; Clara Camacho, que se retiró de la escena; Damiana López, que hizo lo mismo y dio sus bienes a los pobres; Manuela Acuña, que murió con gran fama de virtud, y la famosa Baltasara, que, retirada a una ermita, murió, según se dijo, en olor de santidad. De todas ellas se dará más adelante alguna otra noticia.
Por otra parte, los actores de mérito, aun los que no fuesen muy santos, gozaban de no escasa influencia, prueba siempre de alguna especie de consideración. Sancho le dice a D. Quijote que:
“Nunca se tomase con farsantes, que es gente favorecida: recitante he visto yo, añade, estar preso por dos muertes, y salir libre y sin costas. Sepa vuesa merced que como son gente alegre y de placer, todos los favorecen y todos los amparan, ayudan y estiman.”
