ACTITUD
LAS ACTITUDES DESDE EL PUNTO DE VISTA MÉDICO
Las actitudes del hombre sano, sean activas, sean pasivas, revelan su espíritu, sus pasiones, su carácter, sus instintos, sus necesidades. En el estado morboso reflejan con frecuencia los desórdenes ocultos que perturban el ejercicio de las funciones.
La actitud de pie, lánguida, floja, indica la irresolución, la debilidad muscular, un estado de ánimo o de enfermedad crónica más o menos avanzada. La misma actitud con incertidumbre y semi-resolución de los miembros, se observa en la embriaguez, en las enfermedades tifoideas o adinámicas.
Cuando en la marcha los pies no abandonan el suelo, sobre el cual rastrean, se puede asegurar muchas veces la existencia de una enfermedad de la médula espinal. Si una sola pierna rastrea y el brazo correspondiente cae inmóvil y flácido a lo largo del cuerpo, existe una lesión del encéfalo en el hemisferio opuesto a la parálisis. La actitud de pie, incesantemente cambiada por movimientos musculares irregulares de la cabeza y de los miembros, es un signo de corea.
El maniaco tiene actitudes erguidas, resueltas, violentas, altaneras, sus movimientos son rápidos, su agitación incesante; el melancólico, al contrario, revela en sus actitudes pasivas, en sus movimientos lentos y temerosos, el abatimiento y las pasiones dolorosas que embargan su mente enferma. El demente tiene movimientos tardos, también dominan en él las actitudes pasivas y descuidadas.
La coxalgia al principio se revela por la flexión del muslo, la abducción del pie y la desaparición del pliegue glúteo. La variedad ilíaca de la luxación coxo-femoral se reconoce en el acortamiento del muslo, la abducción del pie, la salida del trocánter mayor mientras que la fractura intracapsular del cuello del fémur se puede diagnosticar casi seguramente cuando se ve descansar el pie por su borde externo sobre la cama; el niño que durante la marcha lleva el cuerpo recto, rígido, elevados los hombros, los brazos dirigidos hacia adelante, está seguramente afecte de una caries vertebral; tal enfermo para recoger un objeto del suelo no se encorva, mantiene el tronco rígido, aproximando la mano al suelo mediante la flexión de los miembros inferiores.
Un enfermo que se presenta con un brazo doblado y sostenido por la otra mano y con la cabeza inclinada del lado enfermo, tiene probablemente una fractura de la clavícula.