ACTITUD
LAS ACTITUDES COMO MÉTODO TERAPÉUTICO
Se ha utilizado en el tratamiento de los vicios de conformación del sistema óseo, la influencia de las actitudes sobre la configuración del esqueleto, en virtud de la dirección en que hacen obrar la acción de la gravedad y de los cambios que pueden producir en los músculos.
El simple decúbito puede ser útil en el tratamiento de las deformidades, porque hace cesar la presión del peso del cuerpo sobre si mismo paralelamente a su eje longitudinal. Seria el mejor medio de tratamiento de las desviaciones laterales del raquis, si el decúbito continuo no ofreciese graves inconvenientes en la práctica.
Puede utilizarse la presión vertical del cuerpo para el restablecimiento de las formas en las inclinaciones dependientes del corte oblicuo de los huesos o de los ligamentos interarticulares, para lo cual, por medio de vendajes o bien por la acción muscular solamente, se mantiene una actitud tal, que la acción de la pesantez recaiga más especialmente sobre el lado elevado de aquellas piezas del esqueleto, como tiene lugar en el tratamiento de las desviaciones del raquis, de las rodillas, de ciertas desviaciones de los pies, etc.
En otras circunstancias se invierte la acción de la pesantez suspendiendo el cuerpo por su parte superior. De esta suerte queda sometida la columna vertical a una extensión que tiende a rectificar sus corvaduras anormales. De igual modo, el peso de un miembro inferior, ya solo, ya adicionado de pesos, sirve de medio de extensión y de enderezamiento de las coyunturas superiores de este miembro.
Como la influencia de las acciones musculares en la producción de deformidades es positiva, se ha intentado corregir éstos mediante actos musculares contrarios; y en efecto, cuando las deformidades se inician, cuando sólo consisten en simples actitudes viciosas, pueden ser corregidas por actitudes contrarias que restablezcan el equilibrio de las potencias musculares.
La combadura dorsal puede desaparecer en las edades del desarrollo por esfuerzos repetidos de estación en una rectitud perfecta. La elevación exagerada de los hombros y la brevedad aparente del cuello que resulta, pueden ceder, según Duchenne de Boulogne, a las contracciones repetidas que comunican a los omoplatos una actitud opuesta.
La inflexión lateral habitual de la columna vertebral por descenso voluntario o involuntario de un lado de la pelvis se puede corregir por una elevación artificial que incline la pelvis en sentido contrario y que suscite una inflexión lateral inversa.
Las deformidades que dependen de una deformación ósea u osteofibrosa no ceden a las acciones musculares mejor combinadas. Ningún esfuerzo muscular puede, en efecto, modificar la corvadura lateral doble esencial del raquis. Pero aun en estos casos, las actitudes pueden ser de utilidad real, porque hacen desaparecer las posiciones viciosas del cuerpo consecutivas a la deformación y que contribuyen muchas veces a exagerarla.
La duración y la repetición muy frecuente son las condiciones de la eficacia del empleo de las actitudes; pero como la fatiga es un límite de este tratamiento, hay que combinar este medio con el reposo y con el uso de vendajes y de máquinas, que ayuden la acción muscular.
Otras veces las actitudes sólo pueden emplearse después que se han vencido mayores resistencias por otros medios, por ejemplo, por la tenotomía.