ABSORCIÓN
PODER ABSORBENTE
La denominación de poder absorbente se refiere, por lo general, en física, a la propiedad que tienen algunos cuerpos de dejar penetrar en su masa una porción del calor incidente. Este poder absorbente puede ser absoluto y relativo. El absoluto se expresa por la razón entre la cantidad de calor absorbido y la cantidad de calor incidente, y el relativo por la relación entre la cantidad de calor absorbido por un cuerpo y absorbido por otro que se tiene como tipo, y que generalmente es el negro de humo.
Tyndall supone que la absorción del calor es producida por el sincronismo entre las vibraciones de los átonos de donde proceden las ondulaciones etéreas que forman el calor radiante y las de los átomos de los cuerpos con que se encuentran dichas ondulaciones.
El poder absorbente es muy distinto de unos cuerpos a otros y en todos ellos está en orden inverso del poder reflector, sin que por esto se entienda que son complementarios ambos poderes, pues la suma de las cantidades del calor reflejado y absorbido es siempre menor que la totalidad del calor incidente.
Leslie fue el primero que determinó el poder absorbente de muchos cuerpos por medio de su Termómetro diferencial. Mellini hizo después análogas determinaciones valiéndose de su Termo-multiplicador y tomando por origen de calor un cubo de Leslielleno de agua a 100° y representando por 100 el poder absorbente del negro de humo, obtuvo los siguientes poderes absorbentes relativos:
Negro de humo. 100
Blanco de albayalde. 100
Cola de pescado. 91
Tinta china. 85
Goma laca. 72
Metales. 13
Sean a el calor absorbido por un cuerpo, r el calor reflejado por el mismo cuerpo, d el calor difuso y Ola totalidad del calor incidente; resulta, tratándose de los cuerpos que no se dejan atravesar por el calor, a + r + d = C.
En los metales bruñidos, cuyo poder difusivo es muy débil, la igualdad anterior se reduce a la siguiente: a = C — r. En las sustancias como los metales sin bruñir y el papel, en que el poder reflejante es muy pequeño, resulta a = C— d.
Por último, si el cuerpo es tal que el poder reflector y el difusivo pueden despreciarse, resulta a = C, que es lo que sucede con el negro de humo.
Melloni hizo constar también que el poder absorbente varía con la naturaleza del manantial del calor. Siendo igual la cantidad del calor incidente, el carbonato de plomo absorbe casi doble calor cuando este es emitido por un cubo lleno de agua u. 100° que cuando lo es por una lámpara. Sólo el negro de humo absorbe siempre la misma cantidad de calor, cualquiera que sea el manantial calorífico.
El poder absorbente varía también con la inclinación de los rayos incidentes, y alcanza su máximo cuando los rayos caen perpendiculares a la superficie del cuerpo, disminuyendo a medida que aquellos se separan de la perpendicular. He aquí una de las razones porque el suelo se calienta más en verano que en invierno; por ser en el estío menos oblicuos los rayos solares.
La propiedad que poseen los cuerpos de absorber, reflejar o emitir más o menos fácilmente el calor, ofrece numerosas aplicaciones en la economía doméstica y en las artes. Por ejemplo, en las vasijas en que se calientan los líquidos, como las cafeteras, conviene que la superficie sea negra y sin pulimento, porque entonces es mayor el poder absorbente y el brillo que se acostumbra a darles ocasiona un gasto mayor de combustible.
Franklin colocó sobre la nieve telas de diferentes colores, expuestas a los rayos solares, y observó que las telas negras no tardaban en hundirse por derretirse la nieve bajo ellas, y que las blancas no se hundían por completo; de lo cual dedujo que las primeras absorbían mejor el calor que las últimas. Los experimentos de Franklin han tenido luego aplicación durante mucho tiempo en la elección de nuestros trajes, suponiendo que los de color claro son más frescos que los oscuros durante el estío, porque absorben menos calor, y más calientes en el invierno por ser también menor su poder emisivo. A este propósito Tyndall hace observar acertadamente que si todos los rayos caloríficos fuesen luminosos, del color de los cuerpos podríamos deducir con certeza su poder absorbente; pero como los rayos caloríficos oscuros o invisibles son los que forman la mayor parte de la radiación calorífica solar, la coloración y la absorción son dos fenómenos distintos; y que las circunstancias que deben tenerse en cuenta en nuestros vestidos, en la piel de los mamíferos y en el plumaje de las aves no es precisamente el color, sino el tejido y el grado de conductibilidad.