ABSORCIÓN
ABSORCIÓN DE LA LUZ
Todas las sustancias, aun las que parecen más transparentes, absorben una parte de la luz que las atraviesa; puede demostrarse esto interceptando un haz de rayos luminosos con una capa muy gruesa de un medio muy transparente, como el agua o el vidrio, y midiendo la intensidad de la luz a la entrada y a la salida del medio, se nota que la intensidad disminuye con el espesor de la capa atravesada. Resulta que los medios diáfanos no absorben en general, en igual proporción, los rayos luminosos de diferente refrangibilidad y por consecuencia que estos medios aparecen coloreados. Por esto el agua vista en gran espesor ofrece un color azul; el vidrio ordinario se presenta en las mismas condiciones, unas veces verdoso, otras amarillento; el aire presenta una coloración azulada, y el cielo parece azul.
Puede decirse que no existe ningún cuerpo transparente que visto en suficiente espesor no se presente coloreado; la coloración procede entonces de que los rayos diversamente refrangibles de que la luz blanca se compone, son absorbidos en proporciones diferentes por el medio diáfano que atraviesan; de suerte que si el aire parece azul, es porque absorbe los rayos azules y los rojos. Los cuerpos transparentes que no ejercen sobre la luz más que una absorción mínima, parecen incoloros cuando se les mira a través de muy pequeños espesores; al contrario, cuerpos que son opacos en las condiciones ordinarias, se hacen transparentes, si se les reduce a capas muy delgadas; de donde se deduce que la absorción de la luz por los medios que atraviesa es un fenómeno general, y que esta absorción se ejerce desigualmente sobre los rayos luminosos de diferente refrangibilidad y en proporciones que varían con la naturaleza del medio; los rayos luminosos no absorbidos son los que dan al cuerpo su color.
Cuando la luz se refleja sobre la superficie de los cuerpos, experimenta también una absorción que la priva de cierta cantidad de rayos coloreados; de modo que la luz reflejada aparece entonces con los colores restantes y estos parecen también los propios del cuerpo. Si la absorción de la luz en el acto de la reflexión se ejerce casi con la misma intensidad sobre todos los colores, el cuerpo que refleja la luz aparece entonces blanco o negro; blanco si la absorción es poca, negro si es muy grande.
Para determinar con rigor los rayos luminosos que son absorbidos por un medio transparente, se recibe sobre un prisma un haz de rayos que previamente haya atravesado el medio refringente. El prisma descompondrá este haz luminoso en sus colores elementales, siendo evidente que en el espectro que resulte faltarán los rayos luminosos que hayan sido absorbidos. Examinando por ejemplo un haz de rayos que hayan atravesado un vidrio azul de cobalto, no se encuentran en el espectro más que dos colores, el rojo y el azul, separados por un intervalo negro. Con los líquidos coloreados, como soluciones de clorofila, hemoglobulina y otras materias colorantes, ocurre lo mismo, presentando siempre los espectros correspondientes a la luz que atraviesa dichas disoluciones bandas obscuras, formadas por reuniones de líneas de sombra, líneas que no corresponden con las rayas obscuras del espectro solar (rayas de Fraunhofer) y son conocidas con el nombre de rayas de absorción, y los espectros correspondientes con el de espectros de absorción. V. ESPECTRO.
Para explicar los fenómenos de absorción de la luz, los físicos modernos acuden a las consideraciones mecánicas que se deducen de la teoría de las ondulaciones. Sabiendo que la luz es debida a las vibraciones de los átomos étereos, los diversos rayos coloreados corresponden a vibraciones de duración diferente; y si rayos de una refrangibilidad determinada se extinguen a causa de haber sido absorbidos, la desaparición de estos rayos no puede explicarse más que por una transformación del movimiento; las vibraciones, cuya duración corresponde al grado de refrangibilidad de los rayos absorbidos por un cuerpo, son trasformadas en movimientos que no producen efectos luminosos. Pero cuando esta comunicación de movimiento no se verifica más que en ondas de una longitud dada, quiere decir que los átomos ponderables del cuerpo que se considere, tienen tendencia a ejecutar vibraciones de la misma duración que la que corresponde a los rayos absorbidos. V. RADIACIONES LUMINOSAS, ESPECTRO, FOSFORESCENCIA, FLUORESCENCIA.