ABORTO
EL ABORTO EN VETERINARIA
El excesivo trabajo de los animales domésticos, que gasta sus fuerzas y debilita su constitución; las lluvias persistentes que dan mucha agua a las plantas y mucha humedad al aire, y un alimento insuficiente, son causas todas que producen el empobrecimiento de la madre y del feto. La alimentación excesiva y la infección del aire por miasmas procedentes de la descomposición de sustancias orgánicas, predisponen también al aborto. La debilidad de un macho que cubrió todas las hembras de un rebaño es, en muchos casos, causa general de abortos en toda una manada.
Está demostrado en las experiencias registradas por considerable número de observadores que un primer aborto es siempre causa predisponente de abortos posteriores.
En los ganados vacuno, lanar y asnal, suelen los abortos convertirse en verdaderas epizootias.
Durante mucho tiempo se creyó que el aborto podía ser epidémico, lo que es un error si se emplea esa palabra en su verdadera y rigorosa significación. Todas las vacas y todas las ovejas de una granja, cortijo o posesión, pueden abortar; pero no por epidemia, sino porque todas hayan estado instaladas en establos de malas condiciones, o se hayan alimentado de forrajes deteriorados, o hayan ido a pacer en campos encharcados y cenagosos, o hayan sido cubiertas por un macho de pobres condiciones. Pocas calamidades pueden caer sobre el ganadero comparables con los abortos epizoóticos; porque, aparte de los perjuicios directos, comprometen la raza en las mismas fuentes de la cría: en las madres. Las bestias malparidas quedan expuestas a gravísimos peligros; y, caso de salvarlas con relativa felicidad, esa primer desgracia se convierte en predisposición amenazadora para lo futuro, a veces con persistente tenacidad, y con ruina siempre del ganadero.