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ABORTO

ABORTOS PROVOCADOS


Para producir premeditadamente aborto, se apela, por regla general, a dos clases de medios:

1° Al empleo de ciertos medicamentos que reciben el nombre de abortivos;
2° A especiales operaciones quirúrgicas, adecuadas al propósito.

Por regla general, y sea cual fuere la época de la gestación en que se procura el aborto, éste ha de ofrecer siempre un peligro cierto y de mucha gravedad, según la violencia de los medios empleados para provocarlo. En los primeros meses del embarazo, las mujeres que procuran desembarazarse del fruto de la concepción, recurren casi siempre a las fatigas y a los ejercicios violentos. Si estos medios no dan resultado, el aborto es provocado por medios más activos y puede sobrevenir precisamente cuando la exposición es mayor y los peligros más graves: desde el tercero al quinto mes. A la salida del fruto de la concepción, no siempre acompaña la placenta, y ésta, cuando permanece en el útero, puede ser causa de gravísimos accidentes. Las secundinas, desprendidas en parte, se descomponen entonces como si estuviesen al aire libre; los flujos se hacen fétidos; las paredes del útero, en contacto Ion las materias en putrefacción, absorben gran parte de ellas, y se declara una fiebre violenta con todos los síntomas de envenenamiento pútrido: la muerte es casi siempre la consecuencia ineludible. La hemorragia uterina es, asimismo, muy temible en el caso de aborto provocado, cuya gravedad aumenta por lo mismo que la enferma suele no someterse a la inspección facultativa.

Preséntense, sin embargo, en la práctica casos en que es un deber, para el cirujano, determinar artificialmente la expulsión del feto. Tal ocurre cuando la extracción del producto de la concepción es el único medio de contener una hemorragia uterina que compromete la vida de la madre, sin dejar probabilidades racionales de salvar la del hijo. Tal ocurre también cuando, no obstante la excelente salud do la embarazada, una viciosa conformación de la pelvis hace imposible un parto de todo tiempo.

Para obtener la certidumbre necesaria en este caso, se mide primeramente el estrecho inferior de la pelvis y, obtenido este dato con toda la exactitud posible, el facultativo debe precisar el momento más allá del cual el parto feliz sería imposible. Para semejante determinación, se necesitan conocimientos muy completos acerca del desarrollo del feto y de sus condiciones fisiológicas. Claro es que la mayor o menor estrechez de la pelvis debe ser calculada y determinada mucho antes del término del embarazo y que no puede ser aplazada esta determinación tanto, que el volumen de la cabeza del feto adquiera dimensiones superiores a las del canal por donde tiene que salir.

Si se espera a esta época para determinarla, como la salida del feto es entonces imposible, se hace necesario recurrir a medios peligrosos, todos los cuales, sin ventajas positivas para la madre, sacrifican necesariamente al hijo. En algunos casos, la estrechez es tal, que solamente deja al cirujano el recurso de la operación cegaren, cuyas consecuencias son tan funestas para la madre.

2014 - Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Siglo XIX. Aviso Legal