ABORTO
MÉTODOS ABORTIVOS
Estos medios pueden consistir en la ingestión de sustancias llamadas abortivas o simplemente abortivos, o bien en someter a la embarazada a prácticas o maniobras que determinan, en último resultado, las contracciones uterinas y de consiguiente la expulsión del engendro. En dos órdenes de circunstancias se practica principalmente la provocación del aborto: por imposición de la moral y de la ciencia cuando la continuación del embarazo compromete seguramente la vida de la madre (V. ABORTO PROVOCADO, V. PARTO PREMATURO, ARTIFICIAL), o por huir de la deshonra y de los peligros que la organización actual de la familia acarrea en los embarazos ilegítimos. En este último caso, la suspensión del trabajo gestativo, provocada casi siempre por manos inexpertas, alguna vez por la misma embarazada, suele producir trastornos graves y hasta la muerte ele la madre. La lista de las sustancias y prácticas a que se recurre en estos casos, es interminable, y la mayor parte de ellas obran produciendo en la mujer un trastorno general, más o menos grave, incompatible con la evolución del embarazo; otras determinan una congestión violenta del útero, o excitan mecánicamente sus contracciones; y siempre reproducen, más o menos brutalmente, algunas de las causas externas o internas ordinarias del aborto. Se ha recurrido a las marchas forzadas, a los esfuerzos violentos y hasta a los golpes sobre el vientre, con lo que se consiguen a veces enfermedades graves antes que la expulsión del embrión. Se ha apelado a los pediluvios calientes a sinapizados, a la aplicación de sanguijuelas a la parte interna de los muslos o la vulva, a la de sinapismos o a la urticación, medios también peligrosos e inciertos, y a las sangrías repetidas que en algún caso sólo podrán prevenir un aborto que amenazase por excitabilidad exagerada de un útero congestionado. En otras ocasiones se ataca al útero más de cerca se introducen el dedo o los instrumentos más diversos por el orificio uterino para romper las envolturas del huevo o desprenderlo de la matriz, medios que pueden infligir a la pobre embarazada lesiones muy graves. Pero aun es más común someter a las embarazadas a la acción de los brebajes más diversos y extraños. La lista de las sustancias abortivas, según el vulgo, es innumerable: la creta pulverizada, todos los vomitivos y purgantes, sobre todo los drásticos, el aloe, el aceite de crotón, la escila, la zarzaparrilla, el guayaco, la melisa, el ajenjo, el aguarrás, la matricaria, la manzanilla, elbjengibre, el arsénico, el mercurio, las cantáridas, el ioduro potásico, el jabón verde, el bórax, la digital, las bayas del taxus baccata, el sulfuro de carbono, el azafrán, la artemisa, la ruda, la sabina y el cornezuelo de centeno. A esta lista podrán agregarse cuantas sustancias pueden producir un trastorno orgánico importante, pues el producto de la concepción no resiste generalmente sobre todo en los primeros meses, a los estados anormales más diversos de la madre. Pero nudiración abortiva, propiamente dicha, no existe; esto es, no existen sustancias cuya acción específica consista en provocar el trabajo del parto fuera de su época natural. Conviene, sin embargo, notar que aún figuran como abortivos en algunas Terapéuticas la ruda, la sabina y el cornezuelo de centeno (V. estas palabras); pero, aún al mismo cornezuelo, que es el más activo y seguro, se le pueden negar las propiedades abortivas en cuanto su acción exige la previa dilatación del cuello.