ABORTO
ETIOLOGÍA DEL ABORTO
Las mujeres pletóricas, abundantes en evacuaciones naturales, las muy nerviosas que pueden, durante su embarazo, ser vivamente afectadas por impresiones morales, tales como las penas, el terror, la cólera; las que llevan una vida muy sedentaria, etc., están más expuestas que otras a los abortos.
En estos casos, suele producirse en los primeros tiempos del embarazo. En las mujeres de esa complexión suele hacerse el aborto una especie de hábito de la naturaleza, que muy difícilmente se corrijo. Algunas enfermedades, ya crónicas, ya agudas, son en muchos casos causas determinantes de aborto.
Las afecciones torácicas y abdominales, las enfermedades agudas de la piel, la fiebre tifoidea, el cólera, la tisis pulmonar, la eclampsia y otras enfermedades nerviosas convulsivas, las fiebres eruptivas, y, en fin, la sífilis constitucional son las enfermedades que más comúnmente producen el aborto. Prodúcenlo, asimismo, en muchos casos los vicios de conformación de la vagina y las concepciones dobles o múltiples. Las condiciones climatológicas y atmosféricas ejercen visible influencia en la producción de los abortos.
Las mujeres que habitan las cimas de los Vosgos abortan muy frecuentemente, y, a fin de evitar esto, es común hacerlas habitar en el llano durante su preñez.
Muchas veces, la causa del aborto se halla en el feto mismo. El producto de la concepción puede, en cualquier época del embarazo, ser atacado de enfermedades que ocasionan el aborto. La muerte del feto lleva consigo su expulsión del útero. Las enfermedades diatésicas del padre, la debilidad constitucional, y las enfermedades contagiosas, además de comprometer la existencia del hijo futuro, suelen ser causas productoras del aborto. Las afecciones de la placenta, la hipertrofia, la atrofia, la inflamación, la osificación, el descenso, y sobre todo la apoplejía placenteria, pueden producir el aborto. Las alteraciones de las membranas y de los tejidos del huevo humano desde los primeros tiempos de la preñez, son las causas mas comunes del aborto, cuando se produce en los dos primeros meses. La expulsión prematura del feto puede ser, y es en muchos casos, producida por el estado de la matriz.
Muy frecuentemente ocurre que el útero, irritable en los primeros embarazos, después de haber rechazado varias veces el fruto de la concepción, se habitúa al cabo, si así puede decirse, a la presencia del embrión; el aborto se retrasa un poco a cada nuevo embarazo, y un feto acaba por llegar a término. A los doctos en la ciencia de curar, y sobre todo a los peritos en obstetricia, les parece más razonable atribuir, en estos casos, a la irritabilidad del útero la causa del aborto, que suponer, como antes erróneamente se hacía, que la fuerza expansiva del huevo debía vencer otra fuerza antagonista, la rigidez de las fibras del útero. Juntamente con estas causas de aborto, que son muy oscuras, es necesario colocar la mayor parte de las afecciones de la matriz. Los tumores de todas clases, los cuerpos extraños, las ulceraciones sifilíticas del cuello de la matriz, las dislocaciones y desviaciones del útero, las alteraciones de los ligamentos y de las trompas, las inflamaciones de los órganos próximos (la vejiga y el recto), y los diferentes tumores desarrollados cerca de la matriz, son también causas determinantes de la expulsión del feto antes de término regular.